Siete orejas, que pudieron ser más con espadas más eficientes, se repartieron El Juli, el pacense Miguel Angel Perera, que con la de ayer es la décimosexta Puerta Grande que abre en septiembre, y Eduardo Gallo, ayer en Salamanca, los tres a hombros por la Puerta Grande, y con ellos el mayoral de la ganadería de García Jiménez, cuyos toros fueron hicieron vibrantes las faenas.

Locura colectiva. Toros embistiendo, toreros arrancadísimos y público disfrutando como pocas veces. Clima triunfal.

Y eso que comenzó la función con la desagradable presencia en el ruedo de un primer toro que acababa de partirse el pitón por la misma cepa seguramente en un derrote dentro de los chiqueros. La sangre y las convulsiones del animal, se podían haber evitado anunciando directamente la salida del sobrero como otras veces se ha hecho. Con el toro sustituto, El Juli estuvo nada más que discreto.

El extremeño Perera encarriló el festejo a partir de su primer toro, segundo de la tarde. La recomendación al picador de turno de que apenas señalara el puyazo dio su fruto. De lo que se demuestra la cantidad de toros que podrían embestir dosificándoles el castigo en varas.

Perera se puso directamente por el lado derecho sin probaturas previas. Y desde ese momento fue el acabose. El toreo arrogante y seguro, que surgía desde el valor y el sentimiento. Toreo de una consistencia muy especial. El toreo de Perera. Cayeron las dos orejas pese a que la espada no estaba en el mejor sitio.

La réplica al "dios Perera" la dio Gallo en el siguiente. Firme y con mucho aguante. El mérito de Gallo fue salir sin arrugarse, sin complejos, al contrario, crecido después de aquella apabullante demostración. O precisamente por eso, por "lo" de Perera. Y tiene todavía más mérito porque ambos manejan un concepto muy parecido. Gallo mató en todo lo alto y le dieron sólo una oreja aunque hubo pañuelos también para la segunda.

El pique definitivo en la tarde fue el del Juli, que salió como suele decirse a por todas en el cuarto. Toro rebrincado al principio de faena, pero al que obligó a que humillara, tomando los engaños por abajo. Impresionante Juli, frenéticamente bien. Faena de maestro en todos los órdenes. La explosión de júbilo en el tendido fue total. Aunque también esta vez hay que objetar el doble trofeo después del pinchazo y la estocada baja.

Perera salió en el quinto a lo suyo, entiéndase otra vez la sutileza de "los toques" hasta conseguir meterse en los terrenos del toro. Faena temeraria con un pasaje más destacado en el parón final. Otra vez oreja al canto y eso que hubo pinchazo y estocada ladeada.

Y ya Gallo, mirando la Puerta Grande en el sexto, formó un alboroto con el capote, con largas cambiadas y ajustados lances a la verónica. En la muleta empezó a pararse el toro, quedándose también corto y echando la cara arriba. Acertó a remontar un inoportuno desarme con otro arrimón, esta vez soberbio, pasándose los pitones a milímetros del cuerpo.