Carmen Cervera, baronesa viuda de Thyssen, fue una de las invitadas a la inauguración del museo Picasso de Málaga, una pinacoteca abierta gracias a la donación de Christine y Bernard Ruiz Picasso, nuera y nieto del famoso pintor malagueño. Como se recordará, Tita y su difunto esposo vendieron su colección a España, a un precio asequible, pero la vendieron, mientras que los Picasso la han regalado. También es verdad que los Thyssen hicieron su colección a base de buen ojo y de pagar por todas las obras de arte, mientras que a los Picasso les tocó en un testamento.

Dada la cotización de las obras de Picasso y el alto precio de los seguros, siempre es mejor que los cuadros del abuelito te los guarde un museo. Te ahorras un dinero y, encima, el Rey te concede una medalla. El truco consiste en quedarse algunos en propiedad por si toca venderlos en caso de apuro. A fin de cuentas no hay tanta diferencia entre los Thyssen y los Picasso.

De todos modos Tita Cervera puede respirar tranquila, ya que José Luis de Vilallonga, siguiendo el consejo de sus abogados, ha decidido borrar del último tomo de sus memorias toda referencia a la baronesa y su difunto marido. Thyssen quiso que Vilallonga escribiera su biografía, pero éste se enfrentó con Tita y el libro no llegó a hacerse.

Vilallonga no escribe de su relación con los Thyssen pero anuncia la publicación de un libro escrito por Christophe Morley, un discípulo del falsificador Elmyr de Hory, quien asegura que el barón le hizo copiar algunos cuadros de su colección para ser mostrados en exposiciones, a fin de que los originales quedaran a buen recaudo.