La Policía británica elevó ayer a 58 los muertos por el incendio del miércoles en una torre residencial de Londres, que en los últimos días ha provocado la indignación de los vecinos por las respuestas del Gobierno para ayudar a los afectados. El comandante Stuart Cundy, de la Policía Metropolitana de Londres (Met), explicó a los medios que las fuerzas del orden consideran que los desaparecidos por el fuego declarado en la torre Grenfell (oeste de la ciudad) están muertos, por lo que eleva la cifra de fallecidos a 58, incluidos los 30 ya confirmados el viernes.

No obstante, Cundy advirtió de que el número de víctimas mortales todavía puede aumentar mientras los bomberos trabajan en el edificio, que ha quedado prácticamente en ruinas por el devastador incendio.

La operación para rescatar restos es «significativa» y puede llevar varias semanas hasta que quedar completada, añadió. «En cuanto podamos, vamos a localizar y recuperar a los seres queridos», dijo el comandante de la Met ante los periodistas congregados cerca de la torre Grenfell, de 24 plantas y en la que vivían entre 400 y 600 personas, muchas de ellas de pocos recursos.

Cundy subrayó que su prioridad es establecer quién estaba en el edificio, por lo que pidió a quien hubiera estado en el inmueble y consiguiera abandonarlo cuando se declaró el fuego, que se ponga en contacto con las fuerzas del orden. La primera persona identificada fue el refugiado sirio de 23 años Mohammed Alhajali.

Ante el temor por el precario estado de la torre, dos líneas del Metro de Londres que pasan cerca de la zona quedaron ayer parcialmente suspendidas, informó Transport for London (TfL).

MAY RECIBE A LAS VÍCTIMAS / Por su parte, la primera ministra británica, muy criticada estos días por su reacción ante la tragedia, recibió ayer a un grupo de víctimas después de que una entrevista que realizó para la cadena BBC encendiera todavía más los ánimos de los supervivientes.

La reina Isabel II, de 91 años, presidió ayer un minuto de silencio ante el palacio de Buckingham, su residencia oficial, en recuerdo de las víctimas del fuego.

La soberana aprovechó la celebración oficial de su cumpleaños para reconocer el ánimo «sombrío» que vive el Reino Unido en los últimos meses, no solo por el incendio, sino también por los atentados terroristas perpetrados en el país.