Los 11 acusados del caso Ardystil proclamaron ayer su inocencia durante la primera sesión del macrojuicio que comenzó en la Audiencia de Alicante. La magistrada Virtudes López fue preguntando uno a uno si asumían alguna culpa en la muerte de seis personas y los daños pulmonares a otros 67 trabajadores de la industria textil de Alcoi y Cocentaina. Un no rotundo fue la respuesta unánime de los 10 responsables de las fábricas y del inspector de trabajo Alfredo Ortol , imputado por la acusación particular, que no detectó irregularidad alguna en la revisión de las instalaciones.

Sentados en el primer banco estaban la dueña de Ardystil, Juana Ll cer, y el encargado de la empresa, José Luis Picher, que responden de un delito de imprudencia temeraria y para los que fiscal y acusación piden seis años de cárcel. En su fábrica trabajaban cinco de los seis fallecidos. Las dos primeras muertes, en febrero y mayo de

1992, alertaron del peligro de la aerografía textil, el estampado de telas con pistola, que se empezó a practicar en la comarca en 1988 sin prevención sanitaria.

La mezcla sin control de derivados del petróleo, ácido acético y otras sustancias actuaron como un veneno que iba minando los pulmones de los trabajadores, que, según el fiscal, en muchos casos no disponían de mascarillas y pulverizaban en locales.