La devoción religiosa por Antoni Gaudí progresa a mayor velocidad que las obras de la Sagrada Família, de manera que la fecha de su ingreso en el santoral podría llegar antes de que se den por terminados los trabajos en el templo. La asociación que promueve la causa de beatificación del arquitecto ha comenzado a documentar casos de aparentes milagros que podrían franquearle la puerta de la santidad para trasladarlos al Vaticano, donde una comisión científica, primero, y una teológica, después, tienen que validarlos.

El más reciente y de mayor entidad de los reunidos afecta a Ramon Amargant, católico practicante de 62 años, que reside en Canet de Mar, quien explicó ayer por teléfono a este diario que tras sucesivas intervenciones para implantarle una prótesis de titanio en el fémur que se saldaban con una herida abierta que no dejaba de supurar experimentó, hace tres semanas, un cambio radical en 48 horas.

Ello aconteció después de que él, su familia y sus amigos elevaran sus plegarias al arquitecto, valiéndose de las estampas editadas para rendirle culto, reclamándole que intercediera por él. "La herida ha cicatrizado y no tengo ninguna molestia. Los médicos no hallan explicación a lo ocurrido", resumió.

No era la primera vez que Amargant pedía ayuda a Gaudí, por cuya obra -- "no creo que un ser humano pudiera haber iniciado la Sagrada Família sin intercesión divina", afirma--, profesa admiración. Antes había advertido que sus rezos ante la tumba del arquitecto en la cripta del templo en demanda de curación para un amigo con cáncer habían, en apariencia, surtido efecto. "Las personas que ahora han rezado por mí han sido escuchadas. Yo no sé si eso es un milagro. Yo me limito a contar mi experiencia", concluyó.

EL FOTOGRAFO El vicepostulador de la causa y rector de la parroquia de la Sagrada Família, el sacerdote Lluís Bonet, narró ayer otro episodio supuestamente de orden sobrenatural que ha sido documentado por el protagonista, el fotógrafo Andreu Català, quien cuenta que el 6 de febrero del 2002, mientras se hallaba haciendo fotos en lo alto de la grúa de la nave central de la Sagrada Familia perdió el equilibrio por culpa de una ráfaga de viento y una lente óptica cayó al suelo. De inmediato, asegura, invocó a Gaudí ante el temor de poder haber dañado a alguien. Buscó la lente y no la encontró. Mes y medio más tarde volvió a encaramarse a la grúa y dio con la lente "entera, aunque había penetrado el agua, y con dos marcas que evidenciaban la caída" en los bajos de la estructura.

Un libro de la Asociación pro Beatificación de Gaudí recoge favores menores obtenidos bajo su aparente mediación.