La pugna que se avecina entre el puente aéreo y el AVE tiene también una vertiente medioambiental hasta ahora inexplorada. Los pasajeros que opten por la vía aérea deberán saber que contribuyen casi siete veces más al calentamiento global que los que opten por la ferroviaria. Así lo afirma un estudio de Renfe, cuyos datos han sido fielmente comprobados paso a paso por este diario.

El avión podrá intentar competir en tiempo y en tarifas, pero en el terreno de la emisiones de gases de efecto invernadero tiene la batalla perdida. Aunque los trenes de alta velocidad han sido criticados desde sectores ecologistas por consumir mucha más energía que los convencionales, en la comparación con el avión siguen ganando de calle.

MEJORAS TECNOLOGICAS Los técnicos de Renfe han previsto un consumo medio de 11,4 megavatios por hora para los AVE de Siemens que cubran a 300 kilómetros por hora la ruta Madrid-Barcelona. No es tanto como cuando nacieron los trenes veloces en Japón porque los AVE aprovechan la energía generada por el tren cuando va cuesta abajo por inercia. El convoy que circula en cuesta en dirección contraria se alimenta de ese sobrante, lo que genera un ahorro medio del 30%.

Con todo, para producir esos 11,4 megavatios por hora, las plantas españolas emiten 3,8 toneladas de CO2. Es el equivalente al consumo anual de tres hogares españoles. Cuando la proporción de energías renovables aumente en España, la cantidad bajará.

EL AVION, MAS DIFICIL En el caso del avión, el cálculo es más difícil de precisar. El consumo de combustible oscila mucho según el modelo de avión empleado, los tiempos de espera y la carga.

Según confirman pilotos consultados, el consumo medio de uno de los Airbus A-320 --el que más habitualmente cubre la ruta del puente aéreo--, ronda las tres toneladas, mientras que en los Boeing B-757 se eleva a cuatro.

El resultado es la emisión de casi 10 toneladas de CO2, más del doble que el tren. Además, con el agravante de que el avión no puede transportar ni a la mitad de pasajeros.

LAS TONELADAS DE AROLA Teniendo en cuenta todos los elementos, una plaza en un AVE produce unos 9,5 kilos de dióxido de carbono, mientras que la del puente aéreo oscila entre 61 y 66. Fans del enlace de Iberia como Sergi Arola --confesó que va y seguirá yendo en puente aéreo tres o cuatro veces a la semana-- emiten más de 13 toneladas de dióxido de carbono al año, cuando en el futuro podrían rebajarlas a solo dos.

El responsable del observatorio de la electricidad de WWF/Adena, Heikki Willftedd, que corroboró estos cálculos, coincidió en que para los viajes domésticos, el futuro es el tren. "El avión debería quedar reducido a los viajes internacionales", afirmó.

RENFE OPINA Fuentes de Renfe indicaron que elevar a miles de metros un aparato de cientos de toneladas para que corra a 800 kilómetros por hora "siempre será más ineficiente". "La generación eléctrica cada vez tendrá un componente más limpio y sus emisiones podrían ser tratadas o confinadas en el futuro", añadieron.

Un portavoz de Iberia respondió que el impacto medioambiental del tren es superior en otros terrenos. "El ruido, el impacto en montañas, zonas agrícolas y núcleos urbanos es enorme, aunque no pueda cuantificarse en cifras", argumentó.