Marte es hoy un desierto helado, pero hace 4.000 millones de años, cuando en la Tierra surgían los primeros seres vivos, pudo contar con un clima agradable y agua líquida, como parece testimoniar la orografía de cañones y valles. Varios análisis han especulado incluso con océanos y ríos más caudalosos que una gran lengua de agua como es el Amazonas.

Sin embargo, por una razón desconocida, quizá por la actividad geológica interna, el clima cambió, la atmósfera se debilitó y el agua se esfumó, aunque buena parte pudo quedar confinada, helada, bajo la superficie. Esa, al menos, es la esperanza que queda.