Un adolescente con un problema congénito en la vista ha mejorado la visión gracias a una terapia genética pionera llevada a cabo por expertos británicos, que confían en que la prueba ayude a otras personas con dificultades similares. El ensayo clínico, que empezó el pasado febrero, consistió en insertar genes en los ojos de Steven Howarth para corregir un defecto genético que impedía a la retina detectar la luz correctamente, informan hoy los medios británicos. Tras el tratamiento, la visión de Howarth mejoró muchísimo y ahora se siente seguro de caminar por la calle cuando oscurece.

El joven, de 17 años, padece de amaurosis congénita de Leber (LCA), una forma de retinopatía caracterizada por un déficit visual desde los primeros meses del nacimiento. El problema causa un deterioro progresivo de la visión, puede llevar a la ceguera total y ocurre cuando genes defectuosos, denominados RPE65, impiden trabajar correctamente a las capas celulares en la parte trasera del ojo. Además de Howarth, otros dos pacientes se sometieron a la terapia, pero sólo el adolescente vio mejorada la visión.

La intervención no dio los mismos resultados en las otras dos personas, pero los médicos creen que es posible que se haya podido evitar que la visión de éstos pueda deteriorarse. "Antes de la operación estaba nervioso y animado al mismo tiempo. Cuando me desperté después (de la prueba), sentía molestias en los ojos, como papel de lija, pero esto pasó en un día", relató el joven a los medios británicos. Según Howarth, al principio no notó nada, pero mejoró una semana después de la terapia. "Ahora, cuando empieza a oscurecer o hay mala iluminación (en un lugar), (la vista) está mejor. Es un pequeño cambio pero para mi supone una gran diferencia", agregó.

El adolescente, de Bolton (norte de Inglaterra), admitió que ahora puede salir más con sus amigos por las noches. Sin esta intervención, Howarth, que quiere ser músico, podía perder la vista por completo ya que el LCA es progresivo. La terapia fue realizada por expertos del Instituto de Oftalmología y el Hospital de Ojos Moorfields, del University College London (UCL), que recibió un aporte de unos 1,2 millones de euros del Ministerio de Sanidad para realizar el ensayo.

El equipo responsable está integrado por los expertos Robin Ali, James Bainbridge y Tony Moore. "Mostrar por primera vez que la terapia genética puede funcionar en los pacientes con enfermedades oculares es un hito muy significativo", dijo Ali. Esta prueba, agregó, puede ayudar al desarrollo de la terapia genética para una gran variedad de desórdenes oculares. El equipo médico considera que esta técnica es segura y ha informado de que la probará con otros pacientes con LCA.