El seísmo de 3,9 grados en la escala Richter registrado la pasada madrugada en la comarca del Ripollés ha pasado casi desapercibido entre la población, excepto para algunos insomnes y gentes de sueño ligero, sobresaltadas por un fuerte ruido, "como si un coche se hubiera estampado contra la puerta de casa".

El epicentro del terremoto se ha localizado sobre el monte Taga, entre Camprodón y Ribes de Freser, aunque ha podido notarse en localidades cercanas de las comarcas de la Garrotxa, Osona y Bages, y ha tenido posteriormente siete réplicas de menor intensidad, han informado fuentes del Instituto Cartográfico de Cataluña.

La hora en que se ha producido el seísmo, a las 4.32 horas, ha hecho que haya pasado prácticamente desapercibido para la población, la mayor parte de la cual se ha enterado del movimiento horas después, cuando han iniciado sus jornadas laborales.

"Yo no me he enterado de nada, soy de esos que no se despiertan ni con un terremoto, pero algunos vecinos míos que viven en pisos más altos sí que han notado que los cuadros se movían y que las copas temblaban", ha explicado un vecino de Camprodón.

En esta localidad de poco más de 2.300 habitantes del Ripollés, estaban esta mañana más preocupados por la lluvia que cae de forma insistente desde hace casi 48 horas y que dificulta la normalidad cotidiana que del terremoto que los ha sacudido la pasada madrugada.