TLtos extremeños somos muy respetuosos con nuestras vírgenes, pero con los santos somos unos cachondos. Las vírgenes ya se pueden llamar de la Regla o de Piedraescrita, que con ellas, ni una broma, pero a los santos, en cuanto se descuidan, les quitamos dignidad, prosapia y magnificencia. Al bueno de san Cristóbal, hemos dado en llamarlo san Cristobalón y con este aumentativo vacilón aparece en refranes, dichos y canciones. Aunque a quienes más vulgarizamos es a san Pedro de Alcántara y a san Marcos, a quienes hemos hecho casi de la familia a base de diminutivos.

El caso es que en Cáceres, llaman a san Marcos, san Marquino y con este nombre han bautizado incluso un popular barrio de las faldas de la Montaña. Aunque lo más curioso es lo de Arroyo de la Luz, donde el vecindario, con un sexto sentido muy intuitivo y sagaz, decidió hace años que si san Pedro era padre de la iglesia y guardaba, en su importancia, las siete llaves del cielo, san Pedro de Alcántara, que era extremeño, bajito, cercano y humilde, bien podría llamarse san Pedrino para diferenciarlo del apóstol. Los arroyanos han convertido la fiesta de su venerado san Pedrino en una de las romerías más divertidas y marchosas de Extremadura. La celebran este fin de semana, desde el mediodía de hoy sábado hasta el atardecer del domingo, en la dehesa de la Luz, junto a la ermita de su patrona. La caseta joven no cierra en toda la noche y el ambiente es inenarrable. Han convertido la conmemoración del santo más chico en el jolgorio más grande.