La UE y Estados Unidos parecen haberse puesto de acuerdo para acabar con las restricciones a los líquidos en los aeropuertos, que en sus dos años de aplicación han causado incautaciones arbitrarias, múltiples confusiones y retrasos. Tanto la Comisión Europea como la agencia norteamericana encargada de la seguridad aérea, la TSA (Transportation Security Administration), han anunciado en las últimas semanas que el veto a la sopa, el gel de ducha, los aceites corporales e incluso el queso cremoso dejará en breve de ser efectivo. En Estados Unidos será en otoño del 2009; en la Europa de los Veintisiete ocurrirá en el 2010.

El método para liquidar estas limitaciones, tachadas de absurdas por expertos antiterroristas, será el mismo a ambos lados del Atlántico. Las terminales tendrán nuevos escáneres que permitirán distinguir las sustancias peligrosas de las inocuas, es decir, los explosivos líquidos del gel de ducha.

LAS MEJORAS Hasta el momento, la TSA ha sido más concreta que la Comisión Europea a la hora de explicar cómo erradicará las restricciones. Tras reconocer que "cuando se trata de líquidos, todos los implicados en los controles aéreos coinciden en que se puede hacer mejor", su director, Kip Hawley, explicó a finales de octubre en el blog de la agencia que las limitaciones a los fluidos --los viajeros solo pueden llevar como equipaje de mano 100 mililitros, que han de estar guardados en una bolsa de plástico transparente de capacidad no superior a un litro-- pasarían a mejor vida el otoño que viene.

Aun así, quienes vayan a volar tendrán que continuar separando los líquidos del resto del equipaje de mano, y llevar estos a una máquina especial de rayos X, distinta de las actuales, que son incapaces de diferenciar entre explosivos y productos corporales, medicinales o alimentarios. De ahí que, hasta ahora, el umbral de lo prohibido se sitúe en 100 mililitros, una cantidad que en el caso de los explosivos resulta insuficiente para hacer explotar un avión. Hacia el final del 2010, continuó el director de la TSA, los pasajeros, cuando pasen por el control, podrán mantener los líquidos dentro de la maleta que después llevarán consigo durante el vuelo.

VUELOS INTERNOS Y EXTERNOS En el ámbito europeo, donde las restricciones comenzaron a aplicarse en el 2006 tras el descubrimiento por las autoridades británicas de un complot para detonar vuelos transatlánticos, todo se reduce a unas declaraciones del portavoz de la Comisión que preside José Manuel Durao Barroso, quien el lunes de la semana pasada mostró su "confianza" en que los nuevos escáneres estén instalados en los aeropuertos en el 2010, sin aportar más precisiones temporales. El portavoz, eso sí, explicó que los Estados miembros ya se han puesto de acuerdo para abolir los límites al transporte de líquidos en los vuelos internos --dentro del mismo país o de un país a otro de la UE--, y que se esperaba llegar a un pacto similar para los que tengan un destino extracomunitario. En el mismo sentido, el máximo responsable de la seguridad aérea estadounidense señaló que está trabajando con sus homólogos europeos, canadienses y australianos para diseñar "estándares comunes".

Hasta ahora, se trata de anuncios. Si, como indican las palabras, se instala la nueva tecnología, esto supondrá tanto un nuevo paso para acabar con los excesos antiterroristas --tras la publicación, en agosto, de la norma hasta entonces secreta de los controles-- como el fin de los sinsabores para pasajeros como los que se han aglutinado en la combativa web nosinzapatos.com. Uno de ellos explicaba meses atrás que un guardia de seguridad le había requisado una bolsa con comida francesa.