Consciente de la factura que los graves problemas generados por las obras del AVE en Barcelona le pueden pasar en las elecciones de marzo, en las que aspira a la reelección, José Luis Rodríguez Zapatero visitó ayer por sorpresa el tramo ferroviario de Bellvitge donde se han producido los últimos socavones. El presidente escenificó así su decisión, adoptada el viernes de asumir la gestión de la crisis ferroviaria, con el consiguiente desplazamiento de la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez.

Como colofón a las casi tres horas que pasó en L´Hospitalet de Llobregat, Zapatero proclamó que la responsabilidad de los fallos en las obras en el tramo de Bellvitge (donde ayer hubo otro socavón) corresponde en exclusiva a su Gobierno. "La obra ha sido encargada y realizada por el Gobierno de España", dijo. "Por tanto, los fallos están en su ámbito de responsabilidad". Al presidente no lo acompañaban ni la ministra de Fomento ni el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlan, encargado de gestionar las obras y el funcionamiento de Cercanías de Renfe.

Fuentes de Fomento aseguraron que la ministra era consciente de que su presencia en la visita de Zapatero podría ser contraproducente. El presidente, a pesar de la que está cayendo, recibió aplausos y gritos de apoyo de grupos de vecinos. Nadie se sorprendió por la ausencia de Alvarez, cuya continuidad, según fuentes socialistas, se debe solo a la proximidad de las elecciones.

El presidente del Gobierno estuvo acompañado en su visita a las obras por el president, José Montilla, al que llamó el sábado para comunicarle su plan de viaje. Montilla, entre otras cuestiones, le expresó su malestar por la escasa consideración de los responsables de Fomento con el Gobierno catalán y reclamó que la Generalitat, además de ser informada de las medidas tomadas con respecto a las obras, tenga también capacidad decisoria sobre las mismas. al presidente del Gobierno y le recomendó que citase en L´Hospitalet a los alcaldes de las poblaciones afectadas por la crisis de Cercanías para escuchar en directo sus quejas. Aceptada la propuesta y para mantener el efecto sorpresivo de la cita, Montilla esperó hasta cerca de las diez de la noche para convocarlos.

Pendiente de su comparecencia el miércoles en el Parlamento, Zapatero se limitó ayer a escuchar los problemas y las quejas del Govern y de los alcaldes. Por lo demás, remarcó que el orden de prioridades pasa a partir de ahora, en primer lugar, por la máxima seguridad para los trabajadores de las obras y los usuarios de los trenes; en segundo, por la recuperación de los servicios de Cercanías, y, solo en tercer lugar y sin fecha concreta, por la llegada del AVE a Barcelona. Asimismo, lamentó las molestias causadas a los afectados por la supresión de las líneas de Cercanías y elogió su civismo.

A los demás partidos, la visita no les pareció bien y todos le exigieron la destitución de la ministra. Tanto el presidente de CiU, Artur Mas, como el del PP, Mariano Rajoy, dijeron que el presidente debería haber ido a Bellvitge en un día laborable, para ver los problemas en hora punta. Montilla replicó que "los que hoy gritan", en referencia a CiU y al PP, son los que pactaron el actual trazado del AVE.