--Mañana le veremos estrenar temporada de Salvados en Nueva York. ¿Qué buscaba por allí?

--Un poco de todo (risas). Hemos grabado en varios lugares de Estados Unidos. Los dos primeros capítulos los rodamos en Nueva York y luego fuimos al sur, a Arizona. Para el primer programa pensamos en Sonsoles Espinosa, la mujer del presidente Zapatero. Después de la expectación que levantó la visita de Michelle Obama a Marbella, pensamos que, si habíamos recibido tan bien a la mujer del presidente americano, teníamos que lograr que los americanos hicieran lo mismo con la señora de nuestro presidente.

--¿Lo han conseguido?

--¡Lo intentamos! Le preparamos a Sonsoles una visita a Nueva York, con sitios de compras y playas en Coney Island. También hemos sondeado el impacto que tuvo la visita de Michelle a España en Estados Unidos, y ver si era verdad lo que decía el alcalde de Marbella, eso de: "Hemos colocado a nuestra ciudad en el mapa". Realmente, no acaba de ser así.

--¿Qué más pasó en Nueva York?

--Logramos todo un hito. Nos colamos en la apertura de Wall Street, cuando dan la campanada del inicio de la sesión. Y salimos en las teles americanas. En el balcón había un tío que tenía un comportamiento más extraño que el del resto, que era yo, claro. Está en Youtube.

--En España su equipo ya corre ciertos riesgos con sus ideas. ¿No es jugársela mucho trabajar en Estados Unidos, donde parece que la gente a veces tiene muy mala uva?

--No. Siempre tengo la sensación de que no me va a pasar nada. Quizá soy infantil, o naíf, pero creo que todo irá bien. Cuando veo las imágenes en casa, entonces sí pienso que quizá ahí había peligro.

--¿Contento con la aventura americana, entonces?

--Para nosotros es una ventaja ir a un país donde no nos conocen. Es como empezar de cero, puedes desplegar tus armas más tranquilamente porque allí aún no conocen nuestros truquillos. Aquí saben quiénes somos y es más difícil proceder, digamos. Estos días alguna vez nos han pedido la documentación, pero nada grave. Lo que pretendemos es buscar una excusa ligada con la actualidad que nos permita retratar la realidad de un país con nuestro sentido del humor, ironía y ganas de hacer un poco de periodismo. Con esa mezcla nos sentimos a gusto. Eso es lo único que sabemos hacer.

--¿No querrán llamarse Salvados viajeros o Salvados por el mundo?

--No. Seguiremos en España. Solo que nos apetecía empezar esta temporada fuera. Intentaremos encontrar historias más cercanas, pero incluir siempre la actualidad, por lejana que sea, en el programa.

--Andaba tras Chuck Norris, tengo entendido. ¿Ha dado ya con él?

--Aún no. Quizá consiga una cita en Phoenix. Pero hasta que no lo vea, no lo creeré. Nosotros le adoramos. Es un icono para La Sexta. La cadena pasa todas sus películas y queríamos agradecerle el hecho de que, al poner sus filmes, se han tenido que emitir menos programas aburridísimos, como los nuestros.

--¿Habrá cambios esta temporada?

--Siempre al principio hablamos de nuevas ideas, pero luego, a los tres meses, te das cuenta de que el programa sigue igual que el año anterior. Conservaremos la irreverencia, la ironía y la mala leche. Creo que somos los únicos que no han fichado a ningún ministro ni exministro, que parece que este año están de moda.

--Hablando de políticos, cada vez se les ve más en programas de humor.

--Es una tendencia imparable. Estamos a un año y medio de las elecciones generales y creo que en este sentido será la bomba. A los políticos les conviene, porque están muy alejados del ciudadano. Y yendo a programas populares llegan a gente que no verá nunca un debate político.

--¿Qué hace reír a Jordi Evole?

--Las cosas más tontas. Una caída, o un tío en un bar que está envalentonado en la barra y que dice cosas con gracia... Me lo paso muy bien.

--¿Hay algo que, en cambio, no le haga ninguna gracia?

--Que en Estados Unidos no haya café expreso. Que tengan ese regular coffee, que es una mierda, y que tienes que ir al baño corriendo. Esto me hace poner muy, muy serio.