La segunda cumbre que convoca Mariano Rajoy tuvo más siglas que nunca sobre el tablero territorial y un PP con menos músculo que antaño. Esta era la segunda conferencia en la que el PP compartió el primer puesto del podio: siete presidentes populares (incluyendo Ceuta y Melilla) y siete socialistas, a los que hay que sumar uno de Coalición Canaria (Fernando Clavijo), uno del Partido Regionalista de Cantabria (Miguel Ángel Revilla) y otra de Geroa Bai (Uxue Barkos). Si hubieran asistido Carles Puigdemont (Junts pel Sí) e Iñigo Urkullu (PNV), esta habría sido la reunión con el mayor cóctel de siglas. Hasta en la era Zapatero tuvo el PP más representantes (nueve en el 2004 y ocho en el 2005, el 2007 y el 2009). Su récord, en pleno rodillo conservador, fueron los 13 jefes de Gobierno que presentó en el 2012, mayoría absoluta frente a los tres del PSOE, el de Coalición Canaria, el de UPN y el de CiU (Artur Mas). Las alianzas de las izquierdas en la Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla-La Mancha, Baleares y Extremadura han impedido a los conservadores acercarse a aquella marca.

Los populares Juan Vicente Herrera (Castilla y León), Juan Jesús Vivas (Ceuta) y Juan José Imbroda (Melilla) son los únicos que han asistido a todas las cumbres. El extremeño Guillermo Fernández Vara se estrenó en 2009 mientras la andaluza Susana Díaz, el aragonés Javier Lambán, la balear Francina Armengol, el canario Fernando Clavijo, el manchego Emiliano García-Page, la madrileña Cristina Cifuentes, el murciano Pedro Antonio Sánchez o la navarra Uxue Barkos son debutantes.

La conferencia nació en el 2004, pero el primer debate entre presidentes en el Senado tuvo lugar hace tres décadas, el 1 de diciembre del 1987. Zapatero logró reunir el 28 de octubre del 2004 a los 17 jefes autonómicos. Ambos volverían a la cita del 2005. La tercera edición (2007) sirvió para constatar que el foro de cooperación precisaba una profunda reforma. Y en el 2009 llegó el fracaso con la imposibilidad de PSOE y PP de pactar medidas anticrisis. Rajoy salvó la última cumbre (2012) con un voto de austeridad que debía tranquilizar a la UE.