Cinco de cada cien ingresados en un hospital extremeño por accidente de tráfico acaba falleciendo durante los treinta días siguientes, según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico y el Ministerio de Sanidad. Sin embargo, los siniestro en carretera no sólo dejan muertos. Detrás de cada caso hay numerosas secuelas en forma de lesiones, indemnizaciones y largos periodos en hospital. Junto a la Comunidad de Madrid, Extremadura es la región española con la tasa más alta de fallecidos (49) por cada mil ingresados y muy por encima de la media nacional (30).

Expertos en seguridad vial consultados por este diario señalan que es muy difícil fijar los motivos que originan este alto porcentaje mortalidad. En ese sentido, defienden que detrás de cada siniestro hay numerosos motivos que pueden aumentar o reducir la gravedad de las lesiones provocadas en un accidente. El grado de alcohol en sangre del accidentado, el tipo de colisión del vehículo o el tiempo de respuesta sanitaria son, entre otros, factores que inciden de forma notable en el resultado estadístico final.

De los casi 280 millones de euros que supone el gasto la factura por los accidentes de tráfico en la región, las compañías aseguradoras tuvieron que abonar en el 2005 unos 4 millones sólo por la atención sanitaria prestada por el Servicio Extremeño de Salud. Aunque Extremadura fue el pasado año la comunidad en la que más se redujo la siniestralidad en las carreteras, en la última década más de 1.400 personas perdieron la vida en la red viaria extremeña. Con estos datos, la Consejería de Sanidad ha fijado la prevención en este ámbito como uno de los ejes de actuación del Plan de Salud 2005-2008.

UN PRECIO MUY ALTO Las innegable secuelas negativas del tráfico tienen sus máximos exponentes en los accidentes de circulación, que representan un alto coste para la sociedad y que ha acentuado la intervención de los poderes públicos en el mantenimiento de la seguridad en la circulación vial. Cada semana, en España, dos personas quedan condenadas a una silla de ruedas tras sufrir un accidente de tráfico. Cada día, el sistema sanitario español gasta 1,4 millones de euros en curar y recuperar accidentados.

En Extremadura, los 4 millones que deberán pagar las aseguradoras representan menos del 2% del coste económico total de la siniestralidad en las carreteras de la región. Esta cuantía podría verse incrementada en los próximos años dado la Junta de Extremadura aprobó en diciembre una actualización de las tarifas por servicios sanitarias prestados e incluye conceptos que hasta ahora no estaban regulados.

El coste medio por atención a un paciente accidentado de carácter leve oscila entre los 3.400 y los 4.600 euros. La gravedad de las lesiones llega a disparar la factura de gasto hasta los 180.000 euros por un paciente en estado muy grave, tomando como referencia las estimaciones del Ministerio de Sanidad. Según datos de la Administración autonómica, los gastos generados por la siniestralidad vial en Extremadura rondaría los 280 millones de euros anuales, teniendo en cuenta el coste derivado por indemnizaciones y programas de rehabilitación.

PARA REFLEXIONAR Según los últimos datos estadísticos de DGT, en Extremadura se registra un accidentes con víctima mortal cada 4 días. Estos datos son considerados por la consejería como uno de los mayores problemas de salud pública, no sólo por el número de siniestros, sino por la incidencia de los mismos en personas jóvenes y las graves secuelas que ocasionan.

Al coste económico que suponen los accidentes de tráfico hay que sumar la importante carga psicológica y social que supone para la familia y allegados de las víctimas, así como para aquellos que se ven afectados por un daño cerebral traumático y otros traumatismos que, en gran proporción, van a necesitar del apoyo de un programa de rehabilitación por vida.

En ese sentido, la Consejería de Sanidad y Consumo advierte que las prestaciones que se derivan por un accidente requiere una implicación multisectorial de los poderes públicos para así lograr reducir la incidencia de los accidentes de tráfico como primera causa evitable de mortalidad.