Los fabricantes estadounidenses quieren parar los pies a la ofensiva de los japoneses, cada día más fuerte, con prototipos poco fantasiosos que pueden ser producidos en serie dentro de pocos años.

El Cobo Hall Center abrió sus puertas para celebrar una nueva edición del Salón de Detroit. Rodeados de unas medidas de seguridad que a ratos entraban en vigor y en otros parecían que ni existían, los fabricantes norteamericanos mostraron sus mejores creaciones dispuestos a contrarrestar la gran ofensiva que la industria japonesa está ejerciendo y a la que también se viene sumado la europea.