Más de un año sin ensayos, y dos sin el acompañamiento de los desfiles procesionales de la Semana Santa. Son muchos los sectores afectados directamente por los efectos la crisis sanitaria que venimos padeciendo. Aun así, no hay pandemia que pueda acabar con la música. La ilusión, las ganas y la necesidad de volver a reencontrarse, -entre los propios músicos y con el público-, son más fuertes que este largo periodo de incertidumbre, para quienes, de forma generosa y altruista, dedican su tiempo libre a disfrutar y a poner en valor la importancia de la música.

Ha sido un año difícil para todos, aunque en el caso de las agrupaciones musicales no profesionales, (la mayoría de las que existen en nuestros pueblos), esta situación puede suponer “el fin de muchas bandas”. En localidades como Monesterio, explica Antonio Mimbrero, director de la banda, se intenta “estimular” a los integrantes a través de las clases que se imparten en la escuela municipal de música. Todo ha cambiado. Clases, casi individualizadas, con la utilización de mamparas separadoras, con distanciamiento de dos metros y medio…, aunque lo que sigue siendo totalmente imposible es “juntar a medio centenar de músicos de instrumentos de viento, en un mismo espacio”.

Especialmente difícil se hace en el caso de Monesterio, donde, desde hace algunos años, las bandas de esta localidad y la de Cabeza la Vaca, se anexionaron, para formar una agrupación única, compuesta por músicos de ambas localidades. Además, sin ningún tipo de actuación a la vista, es “bastante difícil estimular a los músicos para que ensayen en casa, y más teniendo en cuenta que no todos los integrantes de la banda, son alumnos de la escuela”. Aun así, “nada se da por perdido”. Todo lo contrario. Tanto la asociación de Amigos de la Música, como la dirección de la banda, trabajan para que “muy pronto” la música pueda volver a tener el protagonismo que las últimas dos décadas ha tenido en esta localidad.

Financiación

En el caso de la banda de Monesterio, la financiación, explica la presidenta de la asociación, Matilde Pablos Jiménez, “es compartida, entre las subvenciones y otras ayudas que recibe desde el ayuntamiento, las que otorga la Federación Extremeña de Bandas de Música, a través de sus programas de conciertos de proximidad, y los contratos con cofradías durante la Semana Santa”. El dinero recibido “es para cubrir necesidades”, expone la presidenta, y como “este año no hemos tenido gastos, tampoco necesitamos renovar instrumentos, material musical o uniformes”. Eso sí, los contratos firmados con cofradías para la pasada Semana Santa no llegaron a cobrarse. Lo legal, manifiesta el director de la banda, hubiera sido “cobrar el 50% de estos convenios”, pero, dada la situación, “todos cedimos”, con el “compromiso de respetarlos para la Semana Santa de este año”, que también ha sido suspendida.

A pesar de que el sector musical, --sobre todo el profesional--, se enfrenta a unos daños difícilmente calculables, la música debe seguir siendo protagonista en nuestras vidas. El poder de la música es inmenso. Es esencial alegrar el alma, ante tanta adversidad. En este contexto, Mimbrero adelanta que, “mientras esperamos con ilusión la próxima Semana Santa, y aunque no será nada parecido a los conciertos de los últimos años”, durante los actos de presentación, pregón y pórtico, este año la banda, “con la participación de un grupo muy reducido de músicos, sonará en Monesterio”.