La reapertura de la explotación minera de Aguablanca de Monesterio era, hasta hace unos pocos días, toda una utopía. Es más, propietarios y administraciones trabajaban ya en un plan para su cierre definitivo y la posterior regeneración medioambiental de la zona. El anuncio de la compra de la explotación por parte de un grupo de inversores extremeños a Valoriza Minería, y el deseo manifiesto, de presentar un nuevo plan de aprovechamiento de los recursos mineros, avivó la esperanza. Ahora, tras la presentación oficial del proyecto integral de almacenamiento energético, --ayer, con la presencia de los inversores y el presidente de la Junta de Extremadura--, que conlleva la reapertura del yacimiento, las expectativas se convierten en una realidad casi inesperada, que colma de ilusión a este municipio.

Aunque los datos que se dieron a conocer durante la presentación de proyecto fueron bastante escuetos, son más que esperanzadores: Reabrir la mina y extraer níquel, oro y cobalto. Y más importante aún, que cuando la explotación alcance su máximo rendimiento, el volumen de trabajadores pueda ser de unas 350 personas. La noticia no ha dejado indiferente a la población local, y mucho menos a sus responsables políticos. El alcalde, Antonio Garrote, se adhiere a las palabras del presidente extremeño. “También comienza un nuevo tiempo para Monesterio”.

Compromiso

Desde que se anunció el cese de actividad minera en Aguablanca el ayuntamiento, explica el alcalde, ha trabajado en dos vertientes. “Mitigar los efectos negativos en el empleo y en la economía local, a través del Plan Aguablanca”, y, por otro lado, “evitar, en todo momento el desmantelamiento de las instalaciones”. El Plan Aguablanca, en el que participan, entre otras instituciones, Junta de Extremadura, Diputación de Badajoz, Centrales Sindicales y el propio ayuntamiento, ha servido, “para mantener el empleo, dar formación y dotar a la localidad de infraestructuras para la recepción de empresas”. Además, a través de ese mismo proyecto se está trabajando en la construcción de infraestructuras turísticas, (museo de la seta), y otras acciones, “no menos importantes”, (nueva residencia de mayores), o en la “modernización del polígono industrial”, para el asentamiento de nuevas empresas. Gracias a estas acciones, el ayuntamiento ha “podido ofrecer a los nuevos inversores”, más de 25.000 metros cuadrados de terreno industrial, para futuras actuaciones. Este plan, “flexible en cuanto a financiación y contenidos”, también contempla la posibilidad de “adaptar cursos de formación”, a las necesidades de la nueva empresa, con lo que poder “garantizar empleo de calidad para los monesterienes”.

Evitar el desmantelamiento de las instalaciones, ha supuesto, “que al día de hoy podamos estar hablando de reactivar la explotación”. Tanto es así, acentúa Garrote, que las oficinas centrales que ocupara Lundin Mining, cuyo edificio es de propiedad municipal, ahora han sido ofrecidas a los nuevos propietarios, “como su sede, en Monesterio”.

Reivindicación

Llegados a este momento, el ayuntamiento reivindica “la implicación del Gobierno de España” en el nuevo proyecto minero de Monesterio. Así, el alcalde explica que, durante los años de máxima producción de la mina, “el Estado ha recibido un canon muy importante por la extracción del mineral”. Una vez se reanude la actividad, la nueva empresa “deberá seguir pagando”, con lo que, si esta situación se llega a producir, el Estado “debería reinvertirlo directamente en este municipio”. Antonio Garrote, lamenta el “poco apoyo”, que, “en unas épocas y en otras”, se ha tenido por parte del Ministerio de Industria. La situación ha cambiado, y ahora, dice el alcalde, “es momento de trabajar con todas las administraciones, para ampliar las posibilidades industriales y de desarrollo económico” del municipio.