Las energías renovables son la auténtica clave para luchar contra el cambio climático, la llave para prescindir por fin de los combustibles fósiles y descarbonizar el planeta. Y aunque estas energías tienen ya un buen desarrollo, hay dos trabas serias para su uso global. Primero, todavía existen pocas fórmulas que permitan almacenarlas en grandes cantidades (y poder aprovechar la energía solar de noche o la eólica cuando no sopla el viento). Segundo, aún debe estudiarse el modo de transportarlas a distintos lugares, incluso remotos. Pues bien. Cáceres será un espacio de referencia nacional e internacional donde los científicos se centrarán justamente en desarrollar soluciones para estos problemas que el mundo urge solventar. No se trata de una inversión cualquiera: 70 millones de euros ya garantizados lo harán posible.

Ha sido bautizado como Centro Nacional de Investigación y Almacenamiento de Energía (CNIAE). Los Presupuestos Generales del Estado para 2021 ya contemplan una partida de 34,5 millones a través del Ministerio de Ciencia e Innovación, y el resto llegará en 2022. El edificio estará terminado y dotado de todas sus infraestructuras a finales de 2023, y alcanzará su pleno rendimiento en 2025. Entonces trabajarán en su interior 150 profesionales, según la última previsión, superior a las anteriores, facilitada por el secretario general de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidad, Jesús Alonso, que además es investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y responsable de llevar a buen puerto dicho proyecto desde la Junta de Extremadura.

Jesús Alonso explica que el CNIAE no esperará a la finalización de su edificio. Ya se está poniendo en marcha porque sus cometidos son acuciantes. Un comité de expertos pilota su diseño y sus cometidos. El próximo año se realizarán las primeras contrataciones que permitirán formar un conjunto de entre 30 y 40 investigadores, que ocuparán un espacio provisional hasta que el CNIAE tome forma en una superficie de 12 hectáreas en la finca El Cuartillo, entre el nuevo hospital y Complejo Deportivo Provincial. La Diputación de Cáceres cederá los terrenos y ha mostrado su disposición a acelerar los trámites. Desde el ayuntamiento todo son loas. Con las instituciones al completo remando a favor, el proyecto debería alcanzar una velocidad de crucero.

«El próximo año se realizarán las primeras contrataciones de personal: entre 30 y 40 investigadores”

Jesús Alonso - Secretario General de Ciencia / Investigador del CSIC

¿Pero cuáles serán las áreas específicas de sus investigaciones? Tres en concreto. Una de ellos consistirá en el desarrollo del hidrógeno verde, su generación, almacenamiento y transporte, una herramienta fundamental para el cambio climático ¿Por qué? porque es capaz de almacenar la energía que generan las fuentes renovables (por ejemplo eólica o solar), convertirse por tanto en vector para su transporte a lugares lejanos, y transformarse después en combustible o en generador de electricidad. Todo en uno: el hidrógeno supone la solución para las actividades comerciales, industriales, de transporte e incluso residenciales. Se trata además del elemento químico más ligero y abundante del planeta, pero debe ser previamente tratado y aún tiene altos costes de producción.

Único y ambicioso

De ahí la necesidad de que los científicos desarrollen esta tecnología, y lo harán en Cáceres, trabajando de forma complementaria con otros centros nacionales que son punta de lanza en materia de energía como el del hidrógeno, en Puertollano, o el de baterías, en Victoria. Pero el CNIAE cacereño será único en su concepción porque abordará todos los posibles tipos de almacenamiento de energía. Así, además del hidrógeno, investigará dos áreas más.

Por un lado, el desarrollo y mejora de baterías y supercondensadores. «Es muy importante que se perfeccionen los distintos sistemas de almacenamiento que actualmente tenemos, así como su ciclo de vida y su reciclaje», subraya Jesús Alonso. Por otro lado, y como tercer área, se abordará la energía térmica: el CNIAE se dedicará a investigar la mejora de las propiedades termofísicas, la transferencia de calor y la estabilización.

«Por todo ello, esperamos seriamente que el de Cáceres sea el mejor centro de investigación nacional en su campo, de ahí la inversión tan elevada. Hasta ahora tenemos muy pocas fórmulas para almacenar las energías renovables y el CNIAE viene justamente a abrir este campo, porque sin él no podemos hacer la transición ecológica. El futuro está en la gestionabilidad de las renovables, en poder utilizarlas a demanda», argumenta Jesús Alonso.

«Hay inversiones que garantizan el futuro de un municipio, y ésta es sin duda la más importante para Cáceres. Permitirá, junto con otros en ciernes, un desarrollo empresarial de industrias relacionadas con las energías renovables en la ciudad, y lo hará además en contacto directo con el tejido empresarial, sobre todo aquí en Extremadura, donde existe ya esa fortaleza en el área de las fotovoltaicas», explica César Ramos, diputado nacional por Cáceres en el Congreso (PSOE) y portavoz de la Comisión de Fomento. Y es que el proyecto, además de su vocación internacional, conseguiría un objetivo local: consolidar el campus cacereño como polo tecnológico.

«Hay inversiones que garantizan el futuro de un municipio, y ésta es la más importante para Cáceres”

César Ramos - Diputado en el Congreso por Cáceres

Como puede observarse en el gráfico adjunto, la zona del campus concentra varios centros relacionados con las ciencias y las nuevas tecnologías. Poco a poco se ha convertido en un distrito de la innovación formado por las áreas de investigación de las propias facultades, el Edificio Contenedor de Institutos Universitarios de Investigación, el Parque Científico y Tecnológico (donde se ubica INSA-IBM), el Intromac, el Laboratorio Agroalimentario de Extremadura, el Hospital de Cáceres, la Bioincubadora y el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón, un recinto de referencia internacional y único en el mundo.

El nuevo CNIAE vendrá a consolidar dicha tendencia porque trabajará en colaboración estrecha con las empresas atraídas por ese foco. «Queremos que sea un polo tecnológico en el ámbito del almacenamiento energético y para ello habrá muchas relaciones con industrias del mundo de la energía que ya están constituidas, y que facilitaremos que se acerquen a desarrollar todas sus innovaciones con nosotros», anuncia Alonso.

Pero además, el CNIAE tendrá su propia incubadora de nuevas empresas del sector, a las que apoyará con su equipamiento y su personal. De hecho, contará con un edificio solo para este fin. En definitiva, «se investigarán tecnologías de modo que a cualquier empresa del ámbito le va a resultar más atractivo trabajar desde Cáceres», argumenta César Ramos.

Así será

En concreto, el conjunto arquitectónico del nuevo CNIAE estará formado por tres edificios, todos ellos con la eficiencia energética por bandera, como no podía ser de otro modo. El principal tendrá en torno a 10.000 m² y albergará el núcleo del centro (laboratorios, espacios de trabajo de los científicos, área administrativa…). Habrá otro para la incubadora tecnológica y uno más que será la planta piloto, muy versátil, provista con grandes equipamientos para el ensayo de las investigaciones.

«Queremos avanzar todo lo rápido que se pueda. En el primer año vamos a realizar la contratación de los coordinadores de área y ya lleva meses constituido el comité científico-técnico de expertos, que ha determinado la hoja de ruta con diversas cuestiones fundamentales para diseñar el centro, como los equipamientos necesarios, las áreas de investigación a desarrollar, la contextualización con otros centros nacionales e internacionales…», detalla Jesús Alonso.

Dicho comité está formado por doctores del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciomat), ingenieros industriales y otros investigadores de la Universidad de Extremadura, y tres extremeños expertos en este ámbito de la Universidad de Copenhague, la Universidad de Ginebra y la Universidad de Khalifa, de Abu Dhabi.

Aunque el centro tendrá en su día una figura jurídica, de momento actuará como fundación puente ‘Fundecyt, Parque Científico y Tecnológico de Extremadura’, que pondrá en marcha todos los procesos necesarios para acelerar la construcción del centro nacional y canalizará los fondos procedentes del Ministerio de Ciencia e Innovación.

«Hay que reiterar que todo este diseño no lo estamos haciendo solamente desde la administración, sino en conjunto con las asociaciones industriales de las diferentes áreas del sector de la energía», destaca Jesús Alonso. De hecho, el centro no tendrá una gestión exclusivamente pública, sino público-privada, es decir, en sus órganos de gobierno estarán representadas las distintas partes, «y ello le dará mayor fortaleza y mejores resultados futuros». Habrá incluso una ‘junta asesora industrial’.