Los puentes siempre recuerdan a la adolescencia. Como el poema del mismo título que escribió Vicente Aleixandre y que fue publicado por vez primera en Litoral, en 1927. ‘Vinieras y te fueras dulcemente, de otro camino a otro camino. Verte, y ya otra vez no verte...’

El poema atesora esa sensación de movimiento que también tienen los puentes, ese paso fugaz de la adolescencia que se cruza en un soplido. Los puentes fueron desde tiempo inmemorial la conexión de un lado a otro de la Ribera, que acumula seis pasarelas, a cual más bella y que generalmente conectaban la zona urbana de Cáceres con las huertas y los molinos del Marco.

En la primera parte de nuestra ruta de hoy nos acompaña nuevamente Fernando Jiménez Berrocal, cronista oficial de Cáceres y columnista de este diario. Partimos del primero de los puentes de la Ribera, el del Marco. Guardamos en la mochila el libro de Aleixandre y comenzamos a caminar. Ese puente original se encuentra debajo del nuevo que se construyó para enlazar el Espíritu Santo y la avenida de la Hispanidad con el Espacio de la Creación Joven.

Más abajo está el de Fuente Fría, situada al otro lado del río, luego el de Concejo, después el de Vadillo, que también servía para coger el Camino de Vadillo, y seguidamente el Puente Nuevo, levantado en el año 18 del siglo XX y que está debajo del originario, en la carretera de Trujillo, por las cercanías del Temis en dirección a la Laboral. A lo largo de la Ribera también discurrían las paseras, piedras grandes para cruzar el río, como la de Curtidores, que conectaba con Fuente Rocha.

Nos despedimos de Fernando cuando estamos llegando al séptimo puente de la Ribera, el más moderno, ejecutado por la Junta de Extremadura y que se abrirá al tráfico a partir del próximo mes de mayo.

La ronda sureste de Cáceres servirá para vertebrar territorial y socialmente la Ribera del Marco

Ya pisamos la ronda sureste de Cáceres, que servirá para vertebrar territorial y socialmente esta zona de la ciudad a través de lo que la Consejería de Movilidad define como «una humanización de la carretera» con la incorporación de espacios urbanos tipo carril bici, paseo peatonal y otros elementos que incluyen la vegetación, miradores, una pasarela peatonal… además de bancos y fuentes que conectan con el entorno natural más preciado de la ciudad. Con esta infraestructura se redefinirá la movilidad y cambiará la forma de desplazarse en Cáceres tato a pie como en coche.

Cauce hídrico

El único cauce hídrico permanente de la zona es la Ribera del Marco, que fluye en dirección sur y norte desde la Fuente del Marco, donde tiene su origen y le aporta la mayor parte de su caudal. La Ribera es paralela a la traza proyectada por la ronda y vierte al río Guadiloba, que es a su vez tributario del río Almonte y este último del río Tajo. Además de la Ribera del Marco existen otros cauces menores, estacionales y que son afluentes del primero.

La nueva conexión de la avenida de la Hispanidad con la ronda sureste cruza la Ribera en la prolongación de la calle Bula hacia la llamada glorieta G-3. En el estudio informativo de la Junta este cruzamiento se materializaba mediante una estructura que permitía salvar la Ribera de forma estricta. Es en la fase de redacción del proyecto cuando se decide que el nuevo viaducto tenga una longitud total de 90 metros para que no solo salve la Ribera sino también el denominado Camino del Marco de Fuente Fría.

El viaducto del Marco es uno de los puntos de arranque de la ronda

El viaducto del Marco es uno de los puntos de arranque de la ronda, una infraestructura compleja, importante y demandada en la ciudad de Cáceres que revitalizará la zona de la Ribera del Marco, ya que cambia su fisonomía con la incorporación de nuevas infraestructuras para vehículos y peatones

La solución planteada permite además dar una buena permeabilidad y visibilidad transversal de la propia estructura. La actuación de integración ambiental en la Ribera se complementa con otras como su encauzamiento mediante una escollera que se extiende a los estribos de la nueva construcción, además de la revegetación de la zona y la reposición de la senda peatonal de las orillas de nuestro río.

Los lirios de Fuente Fría. JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

Divisamos el puente desde la lejanía. Aun antes de su inauguración la ronda este es paseo para los cacereños que contemplan la maravilla de este paisaje, ahora más bello que nunca con la primavera: margaritas blancas y amarillas, amapolas, lirios que florecen entre Fuente Fría y la Charca del Marco, olivares y encinares en todo su esplendor, la mejor oda poética a ras de un manantial bordeado por este trasatlántico de hormigón.

A lo lejos, la ciudad monumental, con sus torres y sus campanarios en esta magnífica puesta de sol. Y de la mochila de nuevo sale el poemario de Aleixandre. «Pasar por un puente a otro puente. El pie breve, la luz vencida alegre. Muchacho que sería yo mirando aguas abajo la corriente, y en el espejo tu pasaje fluir, desvanecerse». Pura adolescencia.