La tormentosa noche del sábado pasado sólo en un .principio nos permitió deleitarnos un cuarto de hora con un maravilloso teatro clásico puro, sin adulteradas modernizaciones, llevado magistralmente por la compañía madrileña Noviembre Teatro, muy bien pilotada por el experto director Eduardo Vasco y un selecto elenco.

En este primer acto se celebra y canta la popular boda del rico y honrado alcalde Peribáñez con su guapa y fiel Casilda, de la que se enamoró súbita y perdidamente don Fadrique, el comendador de Ocaña, cuando fue acogido en casa de los recién casados para curarle las heridas que le produjo el novillo que soltaron, con motivo de la sonada boda, cuando iba a alancearlo. 

Y entonces cae un chaparrón que interrumpió la función durante un cuarto de hora, aunque la mitad de los espectadores aguantamos en nuestros sitios paraguas en mano; pasado el cual, se reanudó la buena actuación inicial con más cantos de siega, acompañados de un rítmico panadero y de una íntima escena de los recién casados que entre piropos y besitos se comprometían a una total y armoniosa fidelidad, al examinarse con sus respectivos ABC matrimoniales muy ingeniosos.

El dramático desenlace no llegamos a verlo porque un nuevo aguacero nos lo impidió

Mientras, el Comendador trama, aconsejado de su zalamero lacayo Leonardo, que intenta casarse con Inés, la infiel prima de Casilda, que le facilitara la entrada a la casa de esta, mientras Peribáñez está en Toledo a restaurar una imagen de la cofradía, como mayordomo de la misma. Preparan otro viaje también a Toledo de la pareja, para el cual Don Fadrique muy astutamente ha facilitado engalanar el carro con tapices y bien tirado por dos nuevas mulas, que él regala para ganarse el favor de Casilda y encargando a un pintor que pinte primorosamente a esta bella mujer; pero cuando lo ve Peribáñez, ya empezará a mostrarse muy celoso y a mascarse la tragedia que se avecina y anuncia, cuando él se tiene que ausentar de su casa para ir a la guerra como capitán y al volver súbitamente, sorprende al comendador in fragante y lo mata, junto a la infiel prima: así pasa Peribáñez de honrado alcalde y capitán a héroe trágico, que restituyó la honra de su fiel mujer, haciendo justicia, la que el propio rey sanciona.

   Pero esta segunda parte, con el dramático desenlace no llegamos a verlo, porque un nuevo aguacero nos lo impidió; así y todo, antes de la triste desbandada, sonaron fuertes aplausos, mientras nos afloraba el deseo de ver completa este gran drama tan humano y bastante histórico o al menos de gran tradición popular y tan bien montado: ¿o acaso será un bello desideratum?.