En un Gran Teatro muy concurrido, con un público totalmente entregado y cómplice, tuvo lugar el sábado la divertida, moderna y juvenil puesta en escena de la poco conocida comedia de Lope de Vega ‘Castelvines y monteses’, basada en la popular tragedia shakespiriana ‘Romeo y Julieta’, pero con osadas variantes recreadas por sus creativos directores Peris-Mencheta y J. Carlos Menéndez con su Increíble Barco Pirata, al que no dejamos de admirar y seguirles muy activamente.

 Lo forman una quincena de actores-todo terreno: unas veces como actores-recitadores, otras veces acróbatas deslizándose por altas escalas, músicos, bailarines, etc... Saltan a la vista las diferencias de esta versión cómica y rompedora de todas las convenciones teatrales, respecto a la seria, popular y trágica ‘Romeo y Julieta’ del bardo inglés: al principio una media docena de actores-músicos cruzan el patio de butacas, que después lo invadirán también otros, y una vez que se alza el telón, vemos a otros tantos afanados en retocar la curiosa escenografía, formada por dos roscos muros, provistos de muchas puertas y escalas interiores y exteriores, que metafóricamente representan los dos bandos de ‘Castelvines y monteses’, apenas enfrentados, pues unos se cuelan en la fiesta de los otros y dan lugar a formar parejas mixtas como la protagonista de Roselo y Julia, más otras que también se quieren y danzan juntas en ese trepidante baile moderno, con canciones italianas conocidas de Doménico Modugno, Rita Pavone, etc..., acompañados de una vibrante música en vivo y directo.

Al final mueren esas parejas a consecuencia de unos bebedizos de temporal letalidad, pues, pasado un tiempo, resucitan y se vuelven a jurar amor eterno y de nuevo a la danza alegre ruidosa y a la marcha contagiadora, pues todos acompañamos con rítmico palmeo dichas canciones, cuya letra en castellano se transcribía en una pantalla electrónica encima del telón. Así que un inesperado final feliz o ‘happy end’.

Esta desconcertante y original versión de la clásica historia de los amantes de Verona la estrenaron recientemente en el madrileño Teatro de la Comedia, en coproducción con la CNTCl (CIA NacionaI de Teatro Clásico) y en esta ocasión con el Festival de Teatro Clásico Cacereño, pero antes registraron varios reestrenos en unos cuantos colegios e institutos madrileños con notable éxito juvenil, pues el sinigual montaje se presta especialmente a este marchoso tipo de público: todos sin parar coreamos y palmeamos al unísono con ellos y ovacionamos largamente tan original montaje.