Las tres compañías asociadas Nariz de Cyrano, Contubernio y Pentación triunfaron el domingo pasado en nuestro Gran Teatro, con una cerrada y larga ovación de los muchísimos espectadores puestos en pie.

Bajo la experta dirección de J. Azpilicueta, que supo mover bien a los cuatro actuantes, promoviendo una sinergia creciente hasta la emocionante escena final, en la que el rey inglés homosexual Eduardo II es condenado como tal por una dominante Iglesia, enfrentada en dos confesiones y por una hierática reina que le reclama su amor, que él había prodigado irrefrenablemente hacia Hugo LeDespenser; el rey pide dramáticamente arrodillado que le ajusticien con su propia espada, pero será un verdugo, apoyado en su caído trono, donde acaben con su errática vida.

Excelentemente protagonizado por el conocido actor de TV José Luis. Gil, el Juan Cuesta de ‘Aquí no hay quien viva’, con una muy convincente interpretación, que sostuvo perfectamente la dramaturgia de esta obra histórica de 1327, pero con una vigencia escalofriante, pues es nuestra historia, sólo cambiando los nombres de los personajes nos evoca muchos hechos actuales: gran deuda de los Estados, amenazas terroristas y la discriminación o pérdida de derechos contra los que tienen otros gustos, los LGTB. 

Estuvo el rey muy bien acompañado de su cónyuge regio, Ana Ruiz y del cínico y avaro judío Manuel Galiana, quien presta su dinero a cualquiera con tal de enriquecerse: ambos muy bien caracterizados y creíbles; no podríamos decir lo mismo del cardenal y el barón de Wigmore (Ricardo Joven y Carlos Heredia respectivamente), con menor proyección de voz y una cierta sobreactuación.

Buen uso luminotécnico y musical (Juan Ripoll y Julio Abad), con una muy sencilla escenografía: un pedestal y el trono sobre fondo pétreo y algo de humo ambientador. Con este sobrio y duro montaje se satirizó bastante a la Iglesia por condenar la homosexualidad regia, siendo muy influyente, así como a los insaciables banqueros. Felicitamos, por tanto, al autor Alfredo M Cernuda por esta su exitosa cuarta obra, así como a este bien conjuntado equipo artístico y técnico.