Con una reducida asistencia de espectadores presenciamos en Las Veletas un insólito espectáculo de cortos y sustanciosos textos cervantinos, muy bien seleccionados con una factura muy cuidada, según el experto guion de Federico Volpini, gran figura de las ondas radiofónicas españolas y director del evento.

Lo que vimos y sobre todo oímos fue el buen resultado de un taller o laboratorio de experiencias teatrales, titulado Burbujas Expansivas: se desarrolló entre los días 20 al 23 de junio, auspiciado por la ESAD o Escuela de Arte Dramático de Extremadura; allí acudieron gratuita e ilusionadamente 18 actuantes, 9 hombres y 9 mujeres, que se prepararon a conciencia para dicho espectáculo, ensayando bien los distintos recursos fónicos de vocalización, modulación y entonación en el contexto de la radio, el podcast y el audiodrama, consiguiendo una muy estimable calidad interpretativa cuasi profesional.

Fueron alternándose en el reparto de los distintos personajes que le tocara interpretar, por este orden: Pasión y muerte de don Quijote, de Luis García Guardiola: con unos sabrosos diálogos, tomados de la inmortal novela cervantina, estuvieron dialogando el Caballero de la Triste Figura aconsejando a Sancho antes de que los guasones duques le nombraran gobernador de la Ínsula Barataria, sabias consideraciones sobre la Justicia y la Libertad, hasta llegar a la emotiva despedida de Sancho por la inminente muerte de su querido amo, o sea antes de que pasara a ser Alonso Quijano el Bueno o recobrara la razón abjurando de sus sublimes y quijotescas aventuras: francamente lo bordaron el trío que lo interpretó incluyendo también al propio Cervantes. Con ello nos fueron mostrando los entresijos creativos del teatro radiofónico y el audiodrama.

Siguió a continuación la interpretación de La Galera o el tiempo de cautiverio de Cervantes, cuando fue apresado por los turcos y conducido a una dura cárcel, donde conoció a unos curiosos personajes con los que dialogó con su típica ironía cervantina. Y después Los baños de Argel, donde pasó otra temporada y nos comentaba graciosamente los distintos tipos de baños y lavatorios según países, tratándose de un entretenido juguete cómico. Cerró su buena actuación el famoso entremés de El juez de los divorcios, en el que un ocurrente juez, después de oír a las distintas parejas demandantes de divorcio, una vieja, un soldado, un médico,etc, dictaba sentencia absolutoria descasándolos o condenatoria.

Entre cada pieza teatral sonaba una agradable música bien interpretada por una flauta travesera y una viola, también al principio y al final; a veces acompañando a una buena soprano, Blanca Portillo, que cantó varias muestras de los cancioneros renacentistas. Por último el presentador fue nombrando a los 18 intervinientes, a los músicos y al director de dicha interesante experiencia, Federico Volpini, que él representaba y también a la ESAD, que lo patrocinó. Enhorabuena a todos ellos por la entretenida hora y cuarto que disfrutamos tan agradablemente.