L a noche teatral en la plaza de las Veletas rezumó movimiento, fuerza, lucha, seducción… La compañía Karlik Danza-teatro, bajo la dirección de Cristina Silveira, nos volvió a cautivar con su original estilo unido a su sello de garantía proponiendo una dramatización llena de frescura en sus coreografías. En la obra ‘Autorretrato de pluma y espada’ se puso de manifiesto el poder comunicativo de la danza a través de un mágico viaje a lo visual, combinando la magia de la danza-teatro con el verso, dinamizado con el ritmo adecuado con el que se representó coreográficamente las diferentes tramas de la obra.

Con esta propuesta, Cristina Silveira ofreció al Festival Clásico de Cáceres la esencia de su propio lenguaje con una contribución muy personal donde no solo se constata su habilidad en el uso del espacio sino, también, el arte en la manera de conducir a todo el elenco de artistas hasta el punto de lograr un apasionante y atractivo espectáculo visual en el que cada frase y cada gesto dibujaba la belleza del movimiento escénico. ‘Autorretrato de pluma y espada’ entusiasmó al respetable y atento público y nos permitió descubrir no solo la gran riqueza comunicativa que aporta la danza teatro, sino, además, disfrutar de ese momento de gloria con las creaciones audiovisuales de las cuatro dramaturgas más representativas del Siglo de Oro: María de Zayas, Ana Caro, Ángela de Acevedo y Leonor de la Cueva.

Todo ese conjunto, perfectamente armonizado, logró crear un espacio teatral repleto de una gran fuerza interpretativa con las videografías, a modo de autorretrato, que dieron voz y vida a las dramaturgias del siglo de Oro espléndidamente interpretadas por Memé Tabares, Carmen Galarza, Ana García, Olga Estecha y Alfredo Guzmán. Importantes y muy convincentes fueron, también, las respectivas interpretaciones escénicas de Jorge Barrantes, Lara Martorán, Guadalupe Fernández, Sergio Barquilla y Chloé Bird, con una carga de movimiento y expresión donde la iluminación jugó un papel muy importante para resaltar la gestualidad de la puesta en escena en un conjunto de plasticidad que consiguió trasladarnos a la historia utilizando los mínimos, pero esenciales elementos y recursos escenográficos.

A ritmo de verso, Cristina y su gran equipo nos hizo viajar a través de un texto espléndido utilizando su maestría habitual en poner en escena el cuerpo y la voz, obteniendo como resultado una representación visual verdaderamente apasionante donde la danza fue la representación de la pluma de escribir que plasmaba y expresaba el verso que se trasforma en escritura interpretada por los actores en el escenario. Otro momento mágico fue la presencia del personaje contemporáneo de Clara. Ella fue ese hilo conductor que nos situó en el contexto del tiempo guiando la trama de una forma espectacular. Clara nos introdujo en la obra, convirtiéndose en Catalina Clara Ramírez de Guzmán, poeta extremeña del siglo XVII nacida en Llerena. No puedo olvidar el fenomenal trabajo musical de Álvaro Rodríguez Barroso, realizado para unificar la bellísima puesta en escena.

Destaco el trabajo profesional de diseño sorprendente, de iluminación, de David Pérez Hernando. Son maravillosos los maestros de versos: Charles Delgadillo y Pepa Pedroche, que fueron elementos imprescindibles, junto al magistral trabajo de todo el equipo. La obra escénica de ‘Autorretrato de pluma y espada’, consiguió grandes aplausos junto a grandes ovaciones. No hay duda de que, anoche en la Plaza de las Veletas, consiguió convertirse en una de las mejores obras de los últimos tiempos, que se han representado en este grandioso Festival Clásico de Cáceres. Gracias Karlik Danza-teatro; gracias Cristina Silveira por regalarnos y hacernos disfrutar de esta hermosa Joya teatral. Gracias porque con el teatro, la danza, la música, las videografías y el verso como representación escrita sonora, lograron conseguir hacer de esta pieza una excelente puesta en escena que dignifica este maravilloso medio de expresión profesional, transformado el teatro y la danza en belleza que eleva el pensamiento y el disfrute y de los espectadores.