Pruden Bravo era uno de los vendedores de la Once más queridos de la ciudad, siempre fiel a su puesto de venta en Galet, entre la avenida de España y la de la Montaña, y famoso por haber dado suculentos premios y haber llevado la ilusión a muchos cacereños. Hoy, uno de sus grandes amigos, Antonio Javier Corrales Gaitán, lo recordaba con estas bellas palabras: "Al final te has ido y no he tenido ocasión de hablar contigo. La última vez estuvimos recordando los viejos tiempos: nuestro viaje a Cádiz, al concierto de Talk Talk en Salamanca, nuestras rutas de fin de semana, las risas y todo lo demás. La tortilla de patatas y las lentejas que preparaba tu hermana y que tanto nos gustaban. Momentos que aunque pase el tiempo siempre estarán en nuestra memoria. Fueron instantes inolvidables que siempre recordaremos".

Y añadía con gracia Corrales: "Siempre me preguntaré del porqué cuando se caía una moneda al suelo, tú siempre eras el más rápido en cogerla y eso que vendías cupones para la Once. Es un misterio digno de Iker Jiménez que nunca quisiste aclararme. En fin amigo, seguro que donde estés seguirás siendo el primero en coger la moneda, en reír y en soltar alguno de esos chistes tan malos que nos contabas de vez en cuando. Ya nos veremos un día de estos de nuevo y no te me escaparás para explicarme lo de esa agilidad tuya".