Los grandes olvidados de la pandemia, los feriantes, aquellos a los que hace dos años el coronavirus apagó las luces de neón de sus atracciones. «Lo hemos pasado jodidamente, sin ayudas, tirando de los ahorros», dice Cristofer Prieto García, que lleva toda la vida en este negocio. Ultima los detalles para que el Flip Fly, una de las atracciones más demandadas por los cacereños, devuelva la fuerza y la adrenalina al ferial.

Ultimando los detalles de una de las atracciones de la feria, que comienza hoy. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

El Flip Fly da una vuelta entera hasta ponerte boca abajo, es como si estuvieras desafiando las leyes de la gravedad. En cada uno de sus coches entran cuatro personas. La empresa, que gestiona Antonio García, ofrece otras atracciones como el Scalextric o El dragón Eliot. Tienen nave en Capellanías y dan trabajo a 18 personas.

Los del Burguer Loro junto a los montadores de carpas de Villafranca. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

«Garantizamos las medidas de seguridad, distancia en las colas, gel hidroalcohólico, desinfectantes y el uso obligatorio de la mascarilla», indica Cristofer mientras Blue, el perro de uno de los empleados, mueve la cola y juguetea animado por la felicidad de sus dueños. «Volvemos a Cáceres después de tantas penurias. Económicamente hemos estado muy jodidos, anímica y psicológicamente también». Cristofer afea que los centros comerciales, las terrazas o los parques de atracciones hayan estado funcionando y que la feria haya tardado tanto tiempo en volver. «Se estaba cometiendo una injusticia muy grande con nosotros».

Antonio Luis Fernández, Manuel Martínez Blanco y José Manuel Conejo. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Más allá, cerca de La Tarántula, está el Burguer Loro. Encarna lleva 40 años viniendo a la ciudad. En sus comienzos estuvo en Cánovas, con las garrapiñadas, y ahora está en el ferial. «Hay que divertirse y ser prudentes. Aquí ya está todo dispuesto. Hemos penado mucho y estar en la feria es como volver a empezar». Al lado, José Alcántara, su marido, que es presidente de la Asociación Cultural de Empresarios Feriantes de Torredelcampo, en Jaén, relata las dificultades del sector. «Pagamos impuestos de rodaje, la parcela, la luz, el agua, la basura, y todo sin ayudas».

Cristofer Prieto García posa en la atracción. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Su negocio da trabajo a nueve familias. Pero también hay muchos empleos indirectos que se generan, como el de la empresa de carpas de Villafranca que lleva Jorge Gordillo Román. «Venimos de comprar del Provecaex. ¡Vaya abrazo que me ha dado Demetrio!», cuenta José. Es la economía circular. Si hay feriantes vendrán los de las carpas, también los del camión del butano que acaban de pasar ofreciendo bombonas, y operarios de la firma Henry que terminan de instalar los 20 pórticos y la portada que esta noche, a partir de las 21.30 (con fuegos artificiales incluidos), iluminarán la Feria de San Miguel.

Javier Villa posa junto a Bocatería Geni. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Junto a la Bocatería Geni, el asturiano Javier Villa, apura el cigarro. «Llevo en esto desde que nací». Lo mismo les pasa a Manuel Martínez Blanco, Antonio Luis Fernández y José Manuel Conejo, a punto de conectar el Tío Vivo. Vienen de Miajadas, con Manuel Martínez Blanco, fundador de esta atracción. «Llevamos en esto toda la vida, y toda la vida nos queda». Tras dos años de parón vuelve la esperanza. Al fondo, suena ‘Mambo Tequila’, de Azúcar Moreno. La feria ya esta aquí.