María del Rocío Bueno (Las Cabezas de San Juan, Sevilla, 1995), comenzó a salir al campo con su padre de pequeña y desde entonces la afición a la caza le caló muy adentro. Ella es una experimentada cazadora a pesar de su juventud sobre el terreno extremeño y también una figura reconocida en las redes sociales. De su abuelo heredó igualmente esta pasión. Actualmente se ha convertido en su ocupación laboral. Las vueltas que da la vida la llevaron hasta Cáceres hace alrededor de un año y medio. Regenta la empresa Orgánica La Andaluza (experta en ojeos de perdiz, patos, monterías, recechos…) que oferta todo tipo de servicios vinculados al universo cinegético en las diferentes fincas que posee por toda la región. Además organiza batidas en otros países, dispone de varios embajadores que se encargan de traer a grupos de Reino Unido y americanos hasta la comunidad.

¿Cómo explicaría a alguien ajeno a este mundo qué siente usted cuando caza? «La caza es prácticamente mi vida, desde que nací me ha acompañado y a día de hoy lo sigue haciendo. No concibo una vida sin la caza. Es un encuentro de amigos donde pase lo que pase todos nos ayudamos. La caza es cuidado, control, conservación, turismo, trabajo, gastronomía, solidaridad, aprender de la naturaleza y del animal», responde tajantemente Bueno.

La cazadora posa en una imagen con un arco. EL PERIÓDICO

Es una actividad practicada históricamente y de forma mayoritaria por hombres. Pero poco a poco la mujer se va introduciendo más en ella. ¿Hay machismo en el sector cinegético? «Es una actividad respetuosa y animo a conocer a todas las mujeres que sientan interés. Aunque en mis comienzos alguna vez me han tratado como un trapo y he tenido que aguantar frases como ‘al ir tan maquillada al monte incitas a la prostitución’. Más de un dolor de cabeza me provocó en su momento, pero tengo que dar las gracias por ser una empresaria joven en España y hacer lo que realmente me gusta», contesta la sevillana a este periódico.

La joven sevillana junto a su padre en la tirada benéfica. EL PERIÓDICO

Asimismo, la caza está siempre al lado de quien más lo necesita y es frecuente encontrarnos con acciones benéficas que tienen como objetivo echar una mano a las personas que sufren día a día. Es por esto que Rocío Bueno decidió organizar el pasado mes de agosto en el municipio cacereño (Club Polideportivo El Encinar), una tirada al plato para ayudar a cazadores con discapacidad en colaboración con Cocemfe Cáceres. «Me toca vivirlo de cerca con mi padre. Él posee una minusvalía a raíz de un accidente de coche», indica. Desde ese instante, la joven comenzó a mover hilos con el objetivo de que su progenitor no abandonase una distracción que tanto le llena la vida y le aporta.

En su trayectoria ha ayudado a gente con discapacidad a través de eventos solidarios en la capital cacereña

La cita fue todo un éxito. Contó con 100 participantes y se recaudaron cerca de 2.000 euros con el que la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad ha comprado desfibriladores. «Espero seguir realizando este tipo de actos tan necesarios», concluye satisfecha.