Es la primera feria para Carla (3 años). La cacereña entra en el recinto ferial de la mano de su abuela. Sus progenitores escoltan a ambas con la silla de la pequeña como si advirtieran como premonición que a final de la tarde la niña acabará exhausta. La urgencia les abocó a pisar por primera vez el ferial este pasado sábado, como la mayoría de los cacereños, pero hacen hincapié en que esa primera jornada quedó empañada por unas aglomeraciones inesperadas, algo insólito en cualquier ciudad desde que arrancó la pandemia. Este lunes volvieron a intentarlo de nuevo coincidiendo con el día que la feria dedica a los más pequeños. Acudieron a primera hora, para evitar multitudes, aunque con el mismo interés del primer día. «Está muy emocionada», aseguró sobre su hija el padre que apeló a la «cautela» y al respeto a las restricciones.

Carla se convirtió en protagonista este lunes, y como ella, centenares de menores que junto a sus familias aprovecharon la jornada de descuentos por el Día del Niño. De nuevo, y en este caso motivado por el efecto llamada de la jornada con precios especiales en las atracciones, el recinto ferial volvió a repetir la estampa de lleno absoluto a la que ha acostumbrado en la última semana. Para sorpresa de feriantes, que en un principio se mostraron escépticos por el cambio de fechas de mayo a septiembre y por el anuncio de lluvias la pasada semana, la imagen de esta feria de San Miguel es la de una afluencia masiva y la de las esperas para hacer uso de las atracciones y consumir en los puestos de comida. Así, desde el pasado viernes, ya que la jornada inaugural sí quedó empañada por una tormenta que incluso obligó a cancelar el espectáculo de fuegos artificiales, los cacereños han respondido en masa a la celebración de la primera feria tras la pandemia. 

Y no solo los cacereños, ya que este lunes el recinto congregó también a público de toda la provincia, en su mayoría de localidades en las que no se ha celebrado feria. De Plasencia acudieron Leire (8 años) y Valeria (2 años) junto a su familia, que agradeció la iniciativa y el arrojo del ayuntamiento cacereño a la hora de embarcarse en la celebración de las fiestas. «Estábamos deseando que hubiera algo para ellas y por esa razón hemos venido», sostuvo en declaraciones a este diario su madre. 

La jornada como el resto hasta ahora estuvo supervisada por un amplio control policial y contó con dispositivo de limpieza al finalizar. De esta forma, con un balance positivo del fin de semana, la feria encara su hasta ahora insólita segunda semana en Cáceres después de que el ayuntamiento aceptara la petición de los feriantes de ampliar cuatro días más su presencia en la ciudad debido a las inclemencias meteorológicas que se habían vaticinado la semana pasada y que finalmente fueron más reducidas de lo que se esperaba.