Conocí a César hace muchos años; fue nuestro querido Juan Ramón Marchena, el eterno Secretario de la Cofradía del Nazareno, el que nos presentó. Estaban planteando la reforma de la Cofradía intentando que asumiera la Mayordomía una persona joven para modernizarla y adaptarla al siglo XXI. Enseguida me di cuenta del carácter afable y abierto que tenía y el de que compartíamos muchas cosas, la fundamental nuestro amor por Cáceres y por el mundo de las cofradías cacereñas. Sucedió César a mi tío Germán González como mayordomo de la Cofradía del Nazareno, permaneciendo desde el 1997 al 2012, teniendo el honor de que me nombrara Secretario y unos años después vicemayordomo.

Desde entonces mantuve una relación de amistad que fue creciendo día a día. César era una de las personas más creativas e ilustres de la ciudad, tocó muchos palos en su vida y todos de una forma muy brillante: delegado de Deportes, presidente del Cáceres CB, superintendente de la Policía Local de Cáceres, director del Consorcio Ciudad Monumental de Cáceres, presidente de Los Amigos del CIR, presidente de la Pasión Viviente de Cáceres (componiendo los textos y diálogos), miembro destacado de Unicef, gran amante del mundo taurino, del flamenco, de la música, etc.

Me voy a detener en dos apartados fundamentales de su dilatada vida cultural y social en la ciudad. El primero su enorme pasión por el mundo cofrade, que le llevó a asumir, como hemos dicho, la mayordomía de la Cofradía del Nazareno (habiendo sido nombrado Hermano de Honor), a realizar con gran brillantez el Pregón de la Semana Santa de Cáceres en el año 2001, las Presentaciones de la Semana Santa de Cáceres en Castelo Branco (2004) y Sevilla (2005), etc. La segunda su gran creación literaria; prolífico escritor, sería difícil poder enumerar la cantidad de libros y artículos que salieron de su pluma.

Escribía en verso y prosa como los ángeles. Fue un asiduo participante en el Homenaje de Gabriel y Galán, en galas literarias y cofradieras, etc., pero sobre todo fue el Juglar de las Leyendas, no sólo de Cáceres sino de toda Extremadura; sus libros de Leyendas son toda una maravilla literaria adaptada a todas las edades. Tuve la suerte de coeditar con Él el libro: ‘Quereres y sentires. Raíces de religiosidad popular’, donde señalábamos nuestras creencias y nuestro convencimiento del valor de la religiosidad popular como verdadera catequesis. Era un gran orador y tertuliano, poder charlar de cualquier tema con él era todo un placer; hemos perdido un gran humanista, un hombre culto, un gran conocedor y mecenas de la vida social y cultural cacereña.

Su gran pasión era su familia, excelente marido, junto a su inseparable Marilar, gran padre de sus tres hijos y cariñoso abuelo. Cómo disfrutaba en su compañía y hablándonos de ellos a sus amigos, se palpaba la gran calidad humana que atesoraba y el valor que para César tenía su familia.

La ciudad de Cáceres está de luto, ha perdido a uno de sus vecinos más ilustres y nos hemos quedado huérfanos toda la gran legión de Amigos que te queremos y hemos podido gozar de tu gran compañía.

Me uno plenamente a la gran disposición del Ayuntamiento de Cáceres para nombrarle Hijo Predilecto de la Ciudad, a título póstumo, y poner su nombre a alguna calle o a alguna infraestructura de la Ciudad, sería la manera de agradecerle tanto bien como ha hecho por Cáceres y así perpetuar su memoria para las generaciones venideras.

Estoy seguro que ya estarás disfrutando en el Paraíso de la compañía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y sobre todo gozando de esa paz eterna que sólo disfrutan personas que, como tú, en su paso por la tierra sólo, nada más y nada menos, han hecho el bien a todos los que hemos tenido la suerte de convivir contigo.

La Madrugada del próximo año no será lo mismo sin tenerte a nuestro lado, pero sabemos que verás el desfilar de los pasos desde los balcones del cielo.

César, ábrenos las puertas de ese cielo que con tu vida te ganaste para seguir manteniendo contigo una amistad eterna. ¡Hasta pronto amigo César!