Domingo Barbolla (Burgos, 1958) dedica su vida a estudiar a los otros. A sus semejantes, a su culturas y a sus sociedades. El sociólogo y profesor titular de la Universidad de Extremadura en el área de antropología social es un experto en el desarrollo de las tendencias que a lo largo del tiempo acaban marcando el presente de la civilización. En todas ellas, en la de ahora incluida, ve una máxima que se repite: «La violencia es una constante en la sociedad». «La naturaleza es violenta y dentro de esa primera, el hombre ha conseguido crear otra naturaleza que es la cultura que desea la paz pero por otro lado se forja con violencia». 

El experto se pronuncia así en relación a la polémica que suscita que en las aulas del país, también en las cacereñas, los alumnos imiten las conductas de ‘El juego del calamar’, una serie coreana que se ha hecho viral en Netflix y que plantea un concurso en el que los participantes aspiran a un premio millonario y en el que deben superar pruebas y juegos en apariencia relacionados con su infancia y en caso contrario su pena es la muerte. En relación a la serie, sostiene que lo que muestra al margen de la intención de los autores es «la legitimación de la violencia extrema para conseguir algo», una realidad que califica de «atroz» e incide en que esta propuesta ha trascendido porque los modelos que antes servían de referencia para la sociedad como la televisión ya están obsoletos y ahora son las plataformas como Netflix las que «marcan patrones de conducta». 

Sobre el fenómeno de imitación, insiste en la importancia de la propia estética de la serie que tiende a «homogeneizar» a los personajes con el mismo tipo de uniforme y crea un espejismo de comunidad en la que todos son iguales. Es ese reflejo de presunta igualdad el que se imita con el objetivo de pertenencia a un grupo. «No hay cosa peor que sentirse fuera de la sociedad».