«Nos han arrancado parte de nuestra historia, de nuestro corazón». Con estas palabras recibió Atrio este jueves con la peor de las noticias en su historia. Su bodega, uno de los atractivos del hotel de lujo cacereño, considerada por la crítica como uno de los grandes templos del vino a nivel europeo, amaneció siendo protagonista del mayor robo que ha sufrido el complejo de lujo en sus veinte años. En plena madrugada, los ladrones accedieron al interior de la sala y salieron con 45 botellas de bodegas exclusivas, entre ellas uno de los ejemplares más icónicos de la colección, un Château d’Yquem de 1806 valorado en 310.000 euros. También cargaron con varias botellas de Romanée Conti, con un precio estimado de 12.000 euros cada una. La cifra exacta que suman todos los ejemplares desaparecidos no se ha hecho pública pero sí alcanza el millón de euros. 

El suceso, según pone de manifiesto a este diario José Polo, uno de los propietarios del hotel junto a Toño Pérez, se produjo en la madrugada del 26 al 27 de octubre y la hipótesis principal que manejan es que estaba minuciosamente preparado ya que los autores seleccionaron las botellas más caras. Cree Polo que los ladrones fueron dos personas que se alojaron en el hotel. «Uno de ellos reservó la habitación, cenó con otra persona que llegó más tarde y de madrugada ordenaron a la cocina algo para comer». Fue cuando los responsables de cocina llevaron los platos a la habitación cuando uno de ellos aprovechó para acceder a la bodega y llevarse las botellas en varias bolsas. En relación a las medidas de seguridad, el propietario asegura que en ningún momento se produjo ningún movimiento sospechoso que pudiera alertar de lo que sucedió más tarde. La Policía Judicial la que lleva a cabo la investigación para esclarecer los hechos y trabaja en el visionado de las cámaras de seguridad, donde deben aparecer grabados los autores. 

En cualquier caso, el propietario avanza que trabajarán con las bodegas de las botellas que han desaparecido para identificar los ejemplares y localizarlos a través de la numeración que lleva cada una y evitar que puedan ser revendidas. La bodega del complejo que regentan José Polo y Toño Pérez en su hotel está considerada la mejor de España y una de las mejores de mundo. Alberga 3.400 referencias en vinos y acumula más de tres siglos de cosechas. 

Paradójicamente, mientras la policía trabajaba para recabar datos en el hotel y Polo atendía llamadas de allegados y de seguros, el hotel mantuvo ayer una actividad normal en la que Toño Pérez recibía y saludaba a los clientes en el vestíbulo del complejo de lujo de Relais&Chateaux ubicado en la plaza de San Mateo.

Adiós a una parte del legado

En esa sintonía, Polo afirma que lo sucedido les ha dejado consternados pero que el luto «solo durará un día». Visiblemente afectado por lo ocurrido, el propietario lamenta que les hayan arrebatado «un trozo de la historia de Atrio que en estos años han construido con mucho esfuerzo». «Nos han robado parte de nuestro legado, 45 joyas», pone de manifiesto en declaraciones a este diario. Horas más tarde, Pérez y Polo lanzaron un comunicado en el que trasladaron «su inmensa tristeza» por lo ocurrido. «Más que un robo es como si nos hubieran forzado, amordazado y apaleado». No obstante, al margen de lamentar los hechos, el escrito cierra con una declaración de intenciones: «Desde ayer hay menos botellas, pero Atrio, con su bodega y el esfuerzo de todos seguirá adelante». 

Imagen de la botella de Château d'Yquem que se rompió y la que se han llevado los ladrones. EFE / MARISA NÚÑEZ

La icónica botella

Una de las botellas que los ladrones se han llevado de la bodega de Atrio es un Château d’Yquem de 1806 valorado en 310.000 euros aunque de precio incalculable para sus dueños. Este ejemplar único acumulaba además una de las anécdotas más recordadas de la historia del hotel porque ya hace veinte años estuvo a punto de desaparecer. Los propietarios del hotel la adquirieron en una subasta de Christie’s en Londres y en su traslado a Cáceres se rompió por la zona del cuello. El contenido tuvo que ser recorchado en 2001 en un nuevo recipiente y en la bodega se conservaba la original rota y la que se reembotelló. «Esa botella era parte de mi historia, de la de Atrio y de la de Cáceres», lamentó José Polo. G. G.