Para el ruso, el sabor de una aceituna negra con un buen trago de vodka no tiene igual, especialmente si se trata de la variedad ‘Manzanilla Cacereña’. «Es algo sublime, tanto como para un español un poco de jamón ibérico o Torta del Casar acompañados de vino. La toman como aperitivo, como snack, pero también la incluyen en algunos de sus platos». Así lo explica Víctor Grajera, responsable del Área Internacional de la Cámara de Comercio de Cáceres, que traduce este manjar en datos prácticos: de enero a octubre de 2021 (último mes con cifras disponibles), la provincia de Cáceres exportó 8,1 millones de kilos de aceituna a Rusia y 3,6 millones a Ucrania. A lo largo de todo 2020 (último año contabilizado al completo), la venta de este producto a ambos países supuso más de 13,4 millones de euros.

Rusia y Ucrania constituyen el gran destino de la ‘Manzanilla Cacereña’. De los 23 millones de kilos que exportó la provincia de enero a octubre del pasado año, 11,7 fueron a ambos países, según los datos de la Cámara de Cáceres. También la demandan otros territorios de su órbita como Bielorrusia o Kazajistán, que comparten esa querencia. Pero ojo: se trata de la aceituna negra, que las empresas envasadoras del norte de Cáceres recogen verde del olivar y oxidan mediante un tratamiento natural. A los supermercados soviéticos llega por lo general en latas de 100 gramos. Para ellos su degustación se convierte en un momento excepcional, vodka en mano, tanto que durante los meses próximos a las fechas navideñas se dispara su consumo.

Cientos de operaciones

Razones que explican que un posible enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania se considere «catastrófico» para el sector en Cáceres. Es el término que utilizan tanto Víctor Grajera como Francisco de Borja Sánchez, titular de la empresa Sanmer en Cabezuela del Valle, dedicada al aderezo y envasado de aceitunas. Los datos hablan por sí solos: durante 2020, Cáceres realizó 461 operaciones de venta a Rusia, de ellas 417 centradas en este producto. Con Ucrania fueron 178. Y en menor medida, Bielorrusia adquirió unos 700 millones de kilos (en torno a 900.000 €) y Kazajistán​otros 350 millones (unos 500.000 €) en ese mismo 2020.

Pero además del interés de estos países por la ‘Manzanilla Cacereña’, Rusia ocupa el puesto 9 como país que más mercancías compra a la provincia cacereña (10 millones de euros durante 2020), sobre todo conservas (aceitunas); tabaco; concentrados de tomate y salsas procedentes de las empresas agroalimentarias de Miajadas; y caucho (a través de Catelsa). Ucrania se posicionó en el puesto 12, con 4,2 millones de euros invertidos en productos cacereños, especialmente conservas (aceitunas), preparaciones alimenticias de la zona de Miajadas y maquinaria. En definitiva, un mercado de 14 millones de euros que puede saltar por los aires.

EMPRESAS CACEREÑAS VIAJAN A RUSIA

El enconamiento de las actividades militares en la franja de Rusia con Ucrania coincide con la primera feria internacional del año a la que acude una delegación de empresarios, acompañados por la Cámara de Cáceres (financia hasta el 80% de estos viajes). Se trata del certamen alimentario Prodexpo, en Moscú. Precisamente asisten tres firmas de aceitunas, una de bombones de higo de Almoharín y otra de mermeladas de Olivenza. «Nos hemos puesto en contacto con la embajada de Rusia en España y con el consulado español para que conozcan nuestra estancia, por prevención», explica Víctor Grajera, de la Cámara. Y es que el mundo empresarial, que ya ha sufrido las embestidas de la crisis de 2008 y del covid, no quiere seguir parado por cuestiones geopolíticas siempre que exista seguridad. 

Basta decir que prácticamente todas las envasadoras del norte cacereño (producen unos 20 millones de kilos al año) realizan envíos significativos a este territorio, aprovechando las bondades de los olivares de Trasierra-Tierras de Granadilla, Gata, Hurdes, Jerte… «Un conflicto bélico podría generar una especie de corralito, y aunque la población de esos países siguiera demandando el producto, dificultades logísticas o intervenciones proteccionistas podrían dificultar los envíos. Es un sector del que dependen numerosas familias cacereñas», recuerda el responsable del Área Internacional de la Cámara. Además, el alza de las materias primas comienza a afectar al sector. «La hojalata que usan para los envases se ha encarecido un 56%, y el cartón sube», advierte.

También EE UU

Curiosamente, otro mercado relevante para la aceituna cacereña es el de Estados Unidos. Su industria alimentaria la utiliza cortada en rodajas para la elaboración de pizzas. Solo en 2020, los norteamericanos compraron 857 millones de kilos en conservas cacereñas por valor de 1,2 millones de euros. Una cifra que podría volver a subir tras la retirada de los aranceles a la aceituna y el aceite que impuso Trump. Y como la primera ley de la economía es diversificar los mercados, «ahora se trata de introducir la aceituna en los países árabes. Las empresas cacereñas están realizando un importante trabajo divulgativo», revela Víctor Grajera. 

LA EXPERIENCIA DEL EXPORTADOR

«El conflicto de Crimea ya redujo un tercio las ventas»

Francisco de Borja Sánchez conoce bien las exportaciones de aceituna a Rusia y Ucrania porque fue de los primeros en atreverse a dar el paso hace más de veinte años. «Empecé en ferias, trabajando mucho el mercado», relata. El emprendimiento lo llevaba en la sangre: su abuelo Cándido fundó la empresa que siguió su padre y que ahora él gestiona en Cabezuela del Valle. Se trata de Sanmer, una fábrica de aderezo y envasado que compra la deliciosa variedad cacereña a los olivareros del norte. Procesa 4 millones de kilos al año en distintos formatos y preparados. El 60% lo exporta a Rusia y Ucrania, su gran mercado.

Estos países siempre demandan la ‘Manzanilla Cacereña’ negra y deshuesada. «La enviamos a través de los puertos de Lisboa y el Mediterráneo. Les encanta. Pero las distintas crisis, las oscilaciones de precios y la competencia han hecho que también empiecen a consumir la hojiblanca andaluza», explica. «En Rusia existen muchas capas sociales y no todo el mundo puede comprar estos botes de 100 gramos por 50 - 70 rublos (un poco más caro que en España), por eso las fechas de mayor venta son de septiembre a diciembre, cuando se permiten algunos extras por la llegada de la Navidad», destaca Francisco.

En febrero viajará a Moscú y en octubre a Ucrania. No quiere pensar en una guerra porque la crisis de Crimea tumbó un tercio las ventas. «Toda la aceituna negra cacereña va para allá. Más nos vale, por el gas y otros productos, que quede en un juego de estrategias».