«Nadie hace lo que yo hago. Nadie», afirmaba el personaje de Joe Pesci en la película El Ojo Público. El actor fetiche de Martin Scorsese daba vida a Arthur ‘Weegee’ Fellig, un fotógrafo especializado en documentar el ambiente callejero del Nueva York de la primera mitad del pasado siglo. Francis Villegas no ha trabajado en la Gran Manzana, pero tiene en común con Fellig que los dos son fotoperiodistas y que, seguramente, ningún otro fotógrafo de prensa ha sabido captar como él la vida de la ciudad de Cáceres y de sus gentes en los últimos 40 años, siempre desde las páginas de El Periódico Extremadura.

El próximo 8 de abril se inaugura en el palacio de los Golfines de Abajo una exposición de fotografías de Villegas de la procesión del Cristo Negro. Diez imágenes en blanco y negro que trasladarán al que vea la muestra a uno de los desfiles procesionales más singulares de la Semana Santa cacereña. Son instantáneas en blanco y negro. En esta procesión no hace falta el color. Es un viaje al pasado. La vestimenta de los cofrades, la luz de los hachones, el sonido de la esquila y el timbal y la piedra de los adarves escenifican una representación religiosa que parece que se celebra en el siglo XIV o XV. Eso es solo posible vivirlo la noche del miércoles santo en Cáceres. Y esto es lo que transmiten las fotos de esta exposición que permanecerá en el palacio de la Fundación de Tatiana de Guzmán el Bueno hasta el 17 de abril.

La talla del Cristo a su salida de Santa María. Francis Villegas

La idea de la exposición surge «de una conversación que mantuve con Alonso Corrales -mayordomo de la cofradía- con motivo del 35 aniversario de la Cofradía» del Cristo Negro, explica Villegas. Iba a montarse en 2021, el año del aniversario, pero la pandemia ha retrasado su celebración hasta ahora. Son imágenes con un tamaño de 60x40 y son fotografías que están tomadas en las procesiones de los años 2018 y 2019. La muestra podría haber tenido muchas más imágenes, pero «es mejor menos fotos y con una mayor calidad, es más fácil recordar diez fotos que veinte», indica el fotoperiodista.

«Es complicado» hacer fotos en la procesión del Cristo Negro, admite, ya que «la única iluminación es la que te dan los hachones, impresiona mucho». La procesión del Cristo Negro no es ni mejor ni peor que otras de la Semana Santa cacereña, todos sus desfiles forman en su conjunto una de las mejores muestras de la manifestación pública de los cacereños, pocos acontecimientos sacan a tantos ciudadanos a la calle y el Cristo Negro es una de las que más asistentes tiene. Horas antes de que saquen la imagen de la concatedral, los adarves y calles del recinto intramuros ya están llenos esperando el paso de la imagen y de los cofrades. «Es una procesión que no solo tiene un valor religioso, sino que también es un movimiento social que atrae -todas las noches del miércoles santo- a miles de personas», comenta Villegas, que con sus fotos quiere mostrar «la solemnidad» de esta procesión, un desfile del que «me impresiona» su iluminación. No solo la talla del Cristo Negro es la protagonista de la muestra, también los cofrades con sus trajes negros, los saeteros y la gente, el público que no falta a la cita, cacereños y turistas.

Cofrades en la plaza de Santa María. Francis Villegas

Villegas trabajó durante los últimos 40 años en el Periódico Extremadura. No es su primera exposición sobre los pasos de la Semana Santa. Ha retratado en este tiempo a todos los protagonistas de la actualidad de Cáceres y los hechos más destacados. La procesión del Cristo Negro la ha captado con su cámara desde los primeros años de su celebración, pero ha decidido «no mezclar las fotos antiguas con las nuevas por la diferencia de calidad». No son los mismos los materiales y los medios de la fotografía en los años ochenta y noventa del pasado siglo que los que hay ahora. Lo que no ha cambiado en este tiempo es la iconografía y la escenificación de la procesión de los Cofradía del Cristo Negro. Cáceres no es Nueva York, ni Villegas es ‘Weegee’ Fellig, pero seguro que al segundo también le hubiese gustado fotografiar un desfile que ofrece imágenes tan singulares y diferentes que nadie como el fotoperiodista del Extremadura ha sabido fotografiar.