El movimiento vecinal es una voz decisiva para la ciudadanía y para el correcto funcionamiento de la política local, mucho más importante que el papel que los partidos suelen conferirle y por tanto que sus propios miembros a veces reivindican. Forman ese eslabón clave que lleva los problemas de los barrios a las autoridades, y que a la vez recuerda a los políticos la necesidad de llegar a toda la ciudad. Además, en los últimos años, los vecinos se han embarcado en plataformas que luchan por los problemas generales de Cáceres. Ahora acaban de celebrarse las elecciones a la Agrupación de Asociaciones de Vecinos. Su nueva directiva toma las riendas con la intención de realizar un chequeo barrio a barrio para condensar todas sus necesidades, pero también de solicitar la mejora de la sanidad cacereña y una dinamización económica que frene el cierre de negocios, además de otros asuntos esenciales como el agua.

El mapeo de los barrios será la principal prioridad. En Cáceres, debido al ‘boom’ inmobiliario de la primera década del siglo XXI, se produjo un crecimiento desmesurado de la ciudad con nuevas urbanizaciones, algunas amparadas en la ley del kilómetro, que supusieron un desgarro de la trama urbana. Fruto de aquellos años existe una amalgama de barrios tradicionales y más envejecidos en todos los sentidos, junto a modernos residenciales. Evidentemente, la falta de infraestructuras de estas nuevas zonas (pistas, parques, sedes vecinales...) ha necesitado un importante esfuerzo económico, muchas veces en detrimento de los barrios ya establecidos, cuyas dotaciones a la vez se han quedado obsoletas.

«Por eso, porque todas las barriadas tienen sus necesidades, vamos a ir una por una analizando el equipamiento que precisan para un acondicionamiento completo: asfaltados, acerados, tráfico, accesibilidad, infraestructuras...», explica José Antonio Ayuso, nuevo presidente de la Agrupación de Asociaciones de Vecinos de Cáceres, que recibió 17 votos a favor, 1 en contra y 1 en blanco.

A la vista está que los barrios más tradicionales, por su propia antigüedad y por su diseño urbano de otras épocas, tienen especiales deficiencias: barreras arquitectónicas, calles estrechas donde escasea el aparcamiento al carecer los edificios de garajes, redes de abastecimiento o saneamiento con más averías... «La obra que se está ejecutando ahora mismo en Ronda de la Pizarra supone el mejor ejemplo de lo que se debe hacer en estas barriadas», señala Raimundo Medina, quien ejercerá con toda probabilidad la vicepresidencia de la agrupación una vez celebrada la próxima junta, en la que se decidirán los distintos cargos.

«No todo es el centro», afirman desde la agrupación vecinal, recordando que buena parte de las inversiones se destinan al corazón cacereño. «Solo hasta cierto punto resulta lógico, porque los barrios necesitan mucha atención», sostiene Ayuso. Existe además otro aspecto que los vecinos quieren ajustar. Los denominados Presupuestos Participativos reparten cada año 1 millón de euros entre una docena de mejoras que proponen las distintas asociaciones, pero la agrupación considera que hay obras que no pueden depender de salir o no seleccionadas en esta partida, porque son muy necesarias y por tanto deben financiarse con el presupuesto general del ayuntamiento. En todo caso, la concejalía de Participación Ciudadana ya ha anunciado ajustes en el reglamento de dichos presupuestos con el fin de mejorar sus resultados.

La fusión de los barrios resulta fundamental para conseguir estas y otras demandas. De ahí que la Agrupación de Asociaciones de Vecinos de Cáceres, integrada por 25 barriadas, tenga también entre sus principales objetivos conseguir que se incorporen las 7 que por unas u otras razones se encuentran fuera del colectivo. «Ya estuvimos completamente unidas durante años y podemos volver a hacerlo», destaca Medina. «Vamos a hablar con todas porque nos gustaría que los representantes de los vecinos pudiéramos caminar juntos. Además de los problemas de cada barrio, hay asuntos que afectan a la ciudad», añade Ayuso.

Uno de esos temas es sin duda la sanidad. La Agrupación de Asociaciones de Vecinos de Cáceres ha defendido durante la última década la necesidad de una atención de calidad en Cáceres, frente a los problemas que se han venido derivando del retraso de las obras del nuevo hospital, el cierre de la unidad de Cirugía Vascular, la falta de suficientes anestesistas, la inexistencia de un servicio de Maxilofacial... Los vecinos se concentraron incluso frente al SES poco antes de la pandemia y han visitado distintas instituciones para solicitar lo que consideran «de justicia» para la ciudad.

«La falta de profesionales sanitarios, que se apunta como principal causa de muchos problemas, no es responsabilidad de los pacientes. Debe solucionarse por parte de los gestores de la Sanidad, los ciudadanos no podemos hacernos cargo por más tiempo de esas carencias», apunta José Antonio Ayuso. Los representantes de la agrupación consideran que a estas alturas no puede aplazarse ‘sine die’ la solución a problemas como el cierre en Cáceres de Cirugía Vascular, ya que los pacientes afectados deben trasladarse al complejo hospitalario de Badajoz «y hay hasta años de espera para una consulta, lo que además implica la interrupción de los tratamientos».

La segunda fase del Hospital Universitario de Cáceres es otro caballo de batalla. La última información publicada recientemente por este diario indica que la Junta de Extremadura aún debe negociar con la Unión Europea los 75 millones de € necesarios. «Seguiremos insistiendo para que se agilice en la medida de lo posible, los ciudadanos tienen derecho a un hospital completo, en condiciones», subrayan.

También el empleo se ha convertido en un tema delicado. Primero por «el evidente número de cierres, solo hay que caminar por la calle y ver la cantidad de locales que no funcionan», lamenta Raimundo Medina. «A muchas pequeñas empresas, a muchos autónomos, les cuesta sobrevivir, y eso en una ciudad de cien mil habitantes se nota bastante, son empleos que se pierden», indica Ayuso.

Realmente a la capital cacereña le cuesta levantar cabeza desde la crisis de 2008, cuando se produjo la mayor debacle económica. Luego llegó la pandemia que afectó a un sector tan decisivo en Cáceres como el turismo, y ahora se perciben los efectos de la guerra de Ucrania. Además, hay otras circunstancias puramente económicas, como la llegada de grandes superficies comerciales, que obligará a las pequeñas tiendas a hacer nuevas cábalas para poder afrontar la competencia.

«Por eso consideramos necesarios planes o ayudas que hagan más fácil a los negocios tirar adelante en estos momentos difíciles. Cáceres no tiene industria. La construcción hizo en poco tiempo las viviendas necesarias para mucho años, y el abanico de empresas y empleo que mueve sigue flojo», señala el presidente. Además, el trabajo no siempre garantiza el bienestar porque hoy día flojean los salarios, «hasta tal punto que ya se puede hablar de trabajadores pobres que les cuesta pagar la luz, el agua o la gasolina». Todo ello genera como consecuencia la marcha de los jóvenes.

La mejora de las comunicaciones puede ser un revulsivo para la economía. En otras ciudades siempre lo ha sido. Por ello, la agrupación también espera que los nuevos trenes y la nueva línea férrea puedan hacerse realidad lo antes posible. «Han sido años y años de espera. En principio no serán trenes de alta velocidad, pero a estas alturas lo que queremos es que se avance, aunque nos vendieran una cosa y en principio nos traigan otra», afirma la directiva. Asimismo, reclaman la agilización de la autovía Cáceres-Badajoz, cuya carencia supone una «anomalía» en la conexión entre dos capitales de provincia de la misma comunidad. «Se trata además de un trayecto internacional hacia Portugal por una carretera peligrosa», recuerda Ayuso.

Finalmente, los vecinos llevan años luchando porque la ciudad tenga un abastecimiento de agua en cantidad y calidad, un asunto controvertido en el que se han perdido 13 años y 50 millones de € con el fallido trasvase desde Portaje hasta el Guadiloba. La solución definitiva para garantizar el suministro de agua a la ciudad lo llevará a cabo la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y consiste en reubicar y ampliar el punto de captación de agua, situado en la desembocadura del Almonte (embalse de Alcántara). Está programado para el ciclo de planificación 2021-2027 con unos 10 millones de €. «No podemos seguir dependiendo de un pequeño pantano de los años 60 en una ciudad que ha seguido creciendo», recuerda Medina. Ya en 1995, la CHT realizó un informe que determinaba que el Guadiloba no cubriría la demanda de Cáceres a partir del 2012.