el blog del cronista

El Redoble

Las letrillas que componen nuestro Redoble son una selección de tonadas populares que nacían del pueblo llano, de su día a día y de sus costumbres y tradiciones

Una pareja de baile de folclore.

Una pareja de baile de folclore. / Jose M. Rubio

Fernando Jiménez Berrocal

Fernando Jiménez Berrocal

Indudablemente la música tradicional es una seña de identidad etnográfica que se encuentra presente en todos los ciclos de la vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte; canciones de cuna, de quintos, de boda. Celebraciones como la Navidad, la Semana Santa o el Carnaval tienen sus propias sintonías; villancicos, saetas, jotas, alboradas, rondas, nanas... 

En Extremadura, tierra rica en matices musicales que obedecen al propio mestizaje de una región grande y diversa, donde tienen cabida desde los sonidos rayanos de inspiración lusa, hasta los ritmos sureños andalusíes o la música ancestral de las comarcas montaraces del norte extremeño, encontramos numerosas expresiones musicales que nos trasladan irremediablemente a nuestras raíces más profundas. Ese el caso de las rondeñas veratas, la jota del Candil, la jota de Guadalupe o la jota de Alcuéscar que mi madre, alcuesqueña ella, me enseñó desde niño. Canciones y bailes que son parte indiscutible de la idiosincrasia que nos define como comunidad.

Declarar el Redoble himno de la ciudad de Cáceres no necesita de grandes despliegues teóricos. Es una jota que conocen y aceptan, sin complejos, todos los cacereños y cacereñas al margen de credo, edad o nivel económico o cultural. Es una composición anónima, nacida del pueblo que habla del pueblo y de sus gentes. Han sido muchas las generaciones que la han bailado en las celebraciones locales, desde no se sabe cuándo. Forma parte de la cultura comunitaria, la que se hereda de los mayores y se trasmite a los niños. Ha sido interpretada por grupos folklóricos y formaciones musicales de toda condición. Es la pieza musical con la que la Banda Municipal de Cáceres finaliza todas y cada una de sus actuaciones y hasta se ha cantado, en castellano y en portugués, a ritmo de rap por Labotika, el grupo de cabaret-teatro más irreverente que ha dado Extremadura. El Redoble tiene todas y cada una de las particularidades que lo hacen acreedor al título honorifico de himno local.

Las letrillas que componen nuestro Redoble son una selección de tonadas populares que nacían del pueblo llano, de su día a día y de sus costumbres y tradiciones. Hablan de los hombres y mujeres que nos precedieron y de cosas de aquí. De nuestros mayores eran conocidas letrillas como «en la calle Caleros/ siempre hay jarana/ sino es por la noche/ es por la mañana» u otras como «Entre Forito y Camamas/ Alonso y el papelero/ han roto siete bombillas/ en la calle de Caleros».

Algunas se incluyeron en el Redoble, aunque hayan cambiado su significado. En origen las que se lavaban con aguardiente eran las de Camino llano, calle cacereña donde se ubicaban mesones y posadas, que dieron cobijo y pitanza a trajineros de todo pelaje, mientras que la calle Caleros fue durante siglos un desfile permanente de mujeres cargadas con cántaros a la cabeza o al cuadril y de aguadores que a lomos de bestias acarreaban el agua, que brotaba de Fuente Concejo, a las casas particulares. Mientras que «a las del Camino Llano/ la multa le van a echar/ por tener en los zaguanes/ las tinajas de la cal» sanción que ponía el concejo por saltarse la prohibición y el peligro de tener cal viva al alcance de cualquiera en una ciudad calera por naturaleza. Todo ello a ritmo de jota, baile para el galanteo donde «los señores de levita» le tiraban los tejos a «las del moño» cosa que «a las señoritas» no les gustaba ni un pelo. Estrofas de nuestro Redoble que bien merece ser reconocido como parte significativa de la cultura inmaterial cacereña.

*Cronista de Cáceres

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