el bombo

La Capitalidad cultural

Campaña de los puntos de colores en apoyo a la candidatura cacereña a la Capitalidad 2016, en una foto de archivo tomada en la primavera de 2005.

Campaña de los puntos de colores en apoyo a la candidatura cacereña a la Capitalidad 2016, en una foto de archivo tomada en la primavera de 2005. / EL PERIÓDICO

Antonio Sánchez Buenadicha

Antonio Sánchez Buenadicha

Puesto que casi nadie lee el programa electoral de los partidos, nuestro alcalde se ha visto obligado a publicar sus proyectos en un foro privado pero con la intención de que todos nos enteremos. Entre sus proyectos está presentar la candidatura de la ciudad para que sea declarada capital cultural. Todos recordamos el entusiasmo que se apoderó de los ciudadanos cuando hace años se hizo el mismo planteamiento y la decepción que supuso no ser reconocida como tal. 

No sé si ya se ha llevado a cabo un detenido examen de los errores que pudieron haberse cometido en aquella ocasión pero creo que debería ser la primera medida que debiera tomarse y calibrar las mejoras que podemos aportar ahora. Quizás en aquella ocasión se dedicó un gran esfuerzo, dinero y festejos a las actuaciones en la ciudad en las que los protagonistas y destinatarios eran los ciudadanos cacereños y eso es un gran error por dos motivos. Uno, porque a los cacereños no hay que convencernos de los beneficios de la elección ni de las cualidades y méritos de nuestra ciudad para merecer tal distinción, ya estamos convencidos, y dos porque los cacereños no somos los que vamos a votar esa elección. Los cacereños debemos ser utilizados cada cual para lo que puede aportar que en unos casos será influencia en el exterior, competencia técnica o simplemente colaborar en la medida que se le solicite. 

Pero es que además tenemos problemas estructurales cuya solución no depende de nosotros. Naturalmente me refiero a las comunicaciones. Desde aquella fecha a hoy tan solo podemos añadir que hemos mejorado unos minutos la duración del viaje en tren a Madrid y que ya no hay incidencias casi todos los días sino que ahora suceden cada quince días, porque la autovía a Badajoz, y por lo tanto acercar Portugal, no se sabe cuando se terminará y del aeródromo mejor es callarse para no sentir más vergüenza. Claro que a lo mejor para entonces ya tenemos el templo de Buda que puede ser un avance definitivo en nuestra carrera para ser capital cultural o acaso religiosa, quién sabe.

*Profesor