Un año ha pasado desde que la fundación Mercedes Calles, concesionaria del bar de San Jorge, rescindiera el contrato y desde entonces, el ayuntamiento trabaja para analizar los daños que sufre la cubierta y que obligaron a su cierre temporal. Lo cierto es que desde hace ya más de tres años, el estado de la cafetería se ha mantenido prácticamente inmutable a la espera de que se resuelva por fin el informe que acredite las deficiencias y pueda volver a sacarse a concurso.
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Precisamente, el principal escollo que acabó por provocar la ruptura entre concesionaria y ayuntamiento, entonces gobernado por Luis Salaya, fue la falta de acuerdo sobre la competencia en la reparación de la cubierta. La fundación aseguraba que no le correspondía y el consistorio alegaba que un informe técnico hacía mención a que los daños se habían producido en el intervalo de las obras para ampliar el local tras adquirir el que quedó vacío en la antigua tienda de souvenirs. Tan enquistado se mantuvo en el tiempo este debate que la concejalía planteó incluso llevar a la fundación a los tribunales. Finalmente, fue la propia concesionaria la que rompió el contrato.
Ahora, a preguntas a este diario, el ayuntamiento asegura que será la futura concesionaria la que deberá hacer frente a la reparación, aunque no precisa si este punto se incluirá en los pliegos y tampoco concreta plazos de apertura. El local cerró sus puertas en 2020. En un principio, a causa de la pandemia pero más tarde se prolongó sine die debido a que el techo no era seguro y requería unos trabajos de reparación. La cafetería llevaba abierta desde el año 2015.