Cáceres en la calle

Una vaca anda suelta por Pintores

El local que dejó libre Springfield y que en su origen fue la boutique Vestimoda de la familia de los Antequera es ahora una tienda de regalos de renombre que ha vuelto a devolver a Pintores el brío comercial de antaño

Imagen de la tienda con su inconfundible vaca.

Imagen de la tienda con su inconfundible vaca. / Carlos Gil

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

El emporio comercial de Pintores crece y se pone de moda. Encargado de ello ha sido, desde hace unos días, la cadena Ale-hop, que ya ha abierto en el número 26, en el local que dejó libre Springfield cuando se marchó al Centro Comercial Ruta de la Plata y que llevaba cerrado desde hace tres años. En su origen fue la boutique Vestimoda, de la familia de los Antequera.

La compañía ha acondicionado los 150 metros cuadrados del amplio local que hace esquina con Moret. Las tareas se han centrado en rehabilitar la fachada y una reforma integral de las instalaciones. Del total de metros cuadrados, ha destinado 130 a comercializar su surtido de productos de diseño propio, artículos de papelería, moda, hogar, deporte y electrónica» acompañados de la característica vaca en la entrada, animal que ha dado brío a la céntrica calle.

Si echamos la vista atrás, nuestra memoria bien nos podría situar en 1958. En aquel tiempo Pintores era el paraíso que todo comerciante quería pisar. Allí estaban Almacenes Mendoza, justo al lado de El Precio Fijo. En la calle se repartían multitud de negocios: El Siglo, Perfumería Terio, Correa, Siro Gay, Juan García, que vendía tejidos, La Muñeca, de Rosendo Caso, que llamaban así porque tenía un maniquí y entonces no era muy corriente tener maniquís en las tiendas de Cáceres; la sastrería Pérez, más conocida como La Petaca porque tenía dentro una réplica de los estuches que se utilizaban para llevar cigarros o tabaco picado, y Almacenes Gozalo que era junto a Mendieta de las más importantes.

Imagen de Pintores.

Imagen de Pintores. / Carlos Gil

También en Pintores estuvo Modas Dioni, que fue la primera boutique que tuvo Cáceres: una tienda de tres plantas. En la tercera estaba el taller, donde primorosa cosía Dioni (Dionisia Congregado) y por el que pasaron modistas como Petra o Antonia.

Ale-Hop, en la calle Pintores.

Ale-Hop, en la calle Pintores. / Carlos Gil

Tenía el taller un balcón con vistas a la calle y un tablero grande sobre el que se cosía y se hacían los patrones, máquinas de coser y un suelo tapizado de alfileres que al término de cada jornada y ya anochecido se recogían con un inmenso imán en forma de herradura que cual aspiradora limpiaba a diario el enlosado.

En la planta baja estaba la tienda, con un escaparate a la calle y zona de exposición. Entre sus dos primeras plantas el negocio disponía de dos probadores inmensos, nada que ver con las minúsculas cabinas de las tiendas actuales. Y es que los de Dioni eran esos escaparates de toda la vida que ahora solo vemos en las glamourosas películas de los años 50. Memoria inolvidable de una calle donde ahora una vaca anda suelta. Bienvenida sea.

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