la fiesta de los patronos

Un pórtico centenario para la ‘cacereña bonita’

La profesora cacereña Pilar Rosado anuncia en un sentido pregón un Novenario de la Virgen de la Montaña marcado este año por la celebración de los cien años de la Coronación Canónica 

La ventura quiso que fuera un aniversario por partida doble. En primer lugar, porque la Virgen de la Montaña celebra este 2024 una fecha histórica, el centenario de su Coronación Canónica, y segundo, porque la pregonera, la profesora cacereña Pilar Rosado, también cumplía años este jueves.

Y como ocurre con toda fecha para el recuerdo, celebró de forma excepcional. Fueron, precisamente, los integrantes de la agrupación folclórica El Redoble, otra de las protagonistas de la jornada, los que dieron una especial bienvenida a todos los invitados con una exhibición de folclore a las puertas del Gran Teatro.

El pórtico de la patrona es siempre una de las ceremonias más emblemáticas porque da la bienvenida a los actos del Novenario que se inicia el miércoles con la Bajada y en esta ocasión lo fue más si cabe. El acto marcado por un riguroso protocolo estuvo cargada de simbolismo y fervor a la patrona de Cáceres, a la cacereña bonita. 

Abrió la comitiva el cronista y cofrade Santos Benítez Floriano, que repitió esta semana intervención en los patronos. Ya fue el martes el encargado de presentar al pregonero de San Jorge, el coronel Juan Manuel Martel, en la concatedral de Santa María. En esta ocasión, el escenario fue el Gran Teatro y un aforo de autoridades civiles, eclesiásticas y militares. Entre los asistentes, el obispo Jesús Pulido, la corporación municipal al completo con el alcalde Rafael Mateos al frente, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, María Félix Tena, el presidente de la Audiencia Provincial de Cáceres, Joaquín González Casso, una representación de la Junta de Extremadura y de la Diputación de Cáceres, el nuevo comisario de Policía Nacional, Gregorio Valverde, y el jefe de la Policía Local, Benedicto Cacho. Por supuesto, aparte de la presencia de autoridades, el patio de butacas agotó en cuestión de minutos las invitaciones que se repartieron por la mañana en la taquilla. 

En su intervención Benítez quiso aspirar a la esperanza de una «primavera engalanada» después de «una complicada y emotiva Semana Santa» que ha dejado estampas insólitas por la lluvia. También hizo hincapié en que este año «especial» la patrona bajará a la ciudad por partida doble en septiembre y culminó con una reivindicación unánime «a la madre de los cacereños». «Tenemos que pedirte por la paz en el mundo», un reclamo presente en todas sus palabras públicas este año. . 

La música fue otra de las protagonistas en numerosos momentos del acto. Nada más comenzar, la banda municipal dirigida por el maestro Francisco Javier Cortés Sánchez interpretó la marcha Como tú, ninguna, que arrancó la primera ovación de los asistentes. Otro de los momentos estelares de la velada, y también vinculado a lo musical, fue el estreno oficial de la marcha Caleros, que fue interpretada en riguroso directo para fortuna de los espectadores. La pieza ha sido compuesta por el joven maestro Manuel Sellers, que introdujo su composición como una «mezcla de retratos y formas de entender a la patrona» con el propósito de «cantar todos a una misma voz». 

En esa voz común participó la agrupación de folclore El Redoble, que minutos más tarde protagonizó un emotivo momento cuando recibió de manos de la cofradía la distinción de Hermana de Honor, un reconocimiento que ostentan la Casa Real, la Guardia Civil, la calle Caleros y el Cefot, entre otros. 

Pasada la hora, llegó el esperado momento, el pregón a cargo de la profesora cacereña y gran devota de la Virgen. Fue su propio hermano Ernesto el encargado de introducir a la pregonera. Recordó a su padre, otro gran devoto de la patrona, fallecido en octubre. «El mejor homenaje que se le podía dar es que su hija sea pregonera de la Virgen de la Montaña, tus padres están orgullosos de ti, Cuca», manifestó. Visiblemente emocionada, Pilar agradeció el honor a la cofradía y a la familia y promulgó con humildad que sus mayores méritos para merecer la tarea fueron «el amor por la Virgen y por ser hija de Ernesto Rosado», al que dedicó gran parte de su alocución. «Todo se ha confabulado para que esté hablando de él y de la Virgen». Quiso subrayar, además, los valores de María «como madre y como cacereña» en un año para el recuerdo de ambas. Felicidades. 

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