Desde la Iglesia

El obispo, sobre la Virgen de la Montaña: «Es la Reina de Cáceres desde hace 100 años»

El prelado pidió ayuda a la patrona en su saludo definitivo para superar la indiferencia y el individualismo

El prelado Jesús Pulido Arriero, durante la procesión de Bajada.

El prelado Jesús Pulido Arriero, durante la procesión de Bajada. / Carlos Gil

«Bienvenida seáis, Señora mía, a esta hermosa ciudad de Cáceres, donde te esperan con fe sus moradores para gozar de tu grata compañía. Aquí, los cacereños, cada día, no dejan de pedirte mil favores. Ya a tu lado, Señora, no hay temores, porque eres nuestro faro, luz y guía». Fue el saludo de bienvenida que pronunció el obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Jesús Pulido Arriero, a la Virgen de la Montaña a su llegada a la plaza Mayor tras la Bajada desde el santuario. Fue la tercera ocasión en la que el prelado tiene «el honor» de recibir a la patrona en el corazón de la ciudad: «Está abarrotada de cacereños que te reciben con alborozo, con vivas y cantos, con besos y palmas, con risas y llantos; deseosos de gozar de tu presencia con el corazón herido por ti».

«Hace 100 años que fuiste coronada como la Reina de Cáceres. Aunque pequeños y pobres, sentimos el orgullo de ser hijos tuyos», señaló el obispo, quien quiso agradecer la presencia del Nuncio de su Santidad el Papa: «Es un regalo». Eres tú la que lo ha traído en este centenario para que nos bendiga y nos confirme en la comunión de fe y de amor con el Santo Padre y con toda la Iglesia», indicó refiriéndose a la patrona.

En su discurso, Pulido no olvidó a nadie: «Las madres te ofrecerán a sus hijos nacidos en este año; irán a ponerlos bajo tu manto para que los protejas como si fuesen tuyos. Los jóvenes se acercarán a rezarte para que los ayudes a decir sí a la vida, sí al futuro que solo Dios sabe, sí a lanzarse a la hermosa aventura del amor y de la fe. Familias enteras te visitarán para compartir contigo sus alegrías y sus penas y te pedirán que seas una más en su hogar», resaltó. También quiso incluir a aquellos que ya no pueden subir al santuario cuando la deseen para visitar a la Virgen: «Los mayores y los enferemos, en sus casas, en las residencias o en los hospitales, estarán pendientes de ti y anhelarán tu cercanía maternal, que los fortalezca y los acompañe con tu dulzura en los momentos de debilidad», sentenció.

Será un momento importante también para el regidor de la ciudad, Rafael Mateos, que entregará por primera vez el bastón de mando a la patrona: «Aquí están, Madre, nuestras autoridades que trabajan con denuedo cada día por todos, en especial por los más desfavorecidos. Rodéalos con tu amor y guíalos en sus decisiones para que Cáceres sea la ciudad de los hijos de la Virgen de la Montaña».

El prelado finalizó su intervención con un grito para que la ‘cacereña bonita’ ayude a superar la indiferencia y el individualismo: «También, que no tengamos miedo a tender la mano al distinto y al extranjero, que no nos dejemos llevar por el conformismo y la resignación ante los grandes retos del mundo -como el fin de todas las guerras o la degradación ambiental-, que respetemos la dignidad infinita de todos y cada uno como base de la sociedad. Y qu e, estando tú a nuestro lado, mantengamos la fe en tu hijo».

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