la procesión de bajada

Una tarde radiante de 'vivas' a la patrona de Cáceres

Los cacereños arropan de forma masiva a la Virgen de la Montaña a lo largo de todo el recorrido de la Bajada a la ciudad en un año simbólico por la conmemoración del centenario de su Coronación Canónica en el que, como excepción, visitará Cáceres también en otoño 

La salida de la cacereña bonita es siempre la más esperada de año. Un ritual ceremonioso para engalanar su recorrido precede siempre al día grande, en su máxima expresión en Caleros, al que aguarda toda una ciudad para tener cerca durante unos días a su patrona. Para fortuna de tantos, en esta ocasión la celebración será por partida doble. La que tradicionalmente protagoniza en primavera y tuvo lugar este miércoles y una extraordinaria, con motivo del centenario de la coronación canónica, que se organiza de forma excepcional el próximo otoño y además, contará con representación Mariana de todas las cofradías de la ciudad. 

Esta primera visita, la oficial, se vivió ayer con la misma intensidad que recuerdan las crónicas, un ímpetu que ha sobrevivido a los siglos, las guerras, los temporales y las pandemias. El Santuario, custodiado durante todo el año por los peregrinos que completan los kilómetros de subida, convocó a primera de hora de una tarde radiante a todos sus incondicionales, los que acompañan a la Virgen de la Montaña en su camino, sea cual sea, fieles, cofrades y autoridades civiles y militares.  

Todos ellos, al compás de los ¡Vivas!, las ovaciones y las marchas, elevaron a la patrona en su procesión hasta la concatedral de Santa María, donde permanecerá durante los próximos nueve días. El ambiente en la Montaña, tan solemne como festivo, se prolongó durante la romería popular hasta Fuente Concejo, donde la Virgen tomó el testigo como regidora de la ciudad en lo que dura el Novenario. Al margen de lo arbitrario de Bajada, en la que los devotos escoltan al paso de la Montaña y aguardan su turno para cargar la imagen, la puntualidad fue soberana. 

Marcaba el reloj la hora pactada, las 17.00 horas, los hermanos, numerosos y los que quisieron acompañarla durante todo el recorrido, también en gran número, eran testigos de su salida. Todos los presentes habían prometido a la patrona estar ahí. Cierto es que la Bajada acostumbra a ser respaldada por multitudes y este año, volvió a repetirse la misma estampa. Y con mayor motivo por el aniversario de la histórica coronación. Coincide esta imagen con la que hace tan solo unos días protagonizó San Jorge en todos sus actos y refrenda el fervor que Cáceres guarda a sus patronos.  

El cortejo abandonó el santuario a ritmo ágil, sin ornamentos en la explanada, y enfiló una carretera de la Montaña que ha sido acondicionada para la ocasión. Solo se detuvo frente a la escultura del ermitaño Francisco de Paniagua, precursor de su culto, donde los fieles entonaron unas oraciones. En el camino resuenan los cánticos en su honor. ¡Viva la patrona de Cáceres, viva la cacereña bonita, viva la Madre de Dios!. 

Al filo de la media hora, la comitiva que escoltaba a la Virgen de la Montaña atravesó la ermita del Calvario. En este punto, los hermanos de la cofradía cedieron el testigo a los cacereños para que carguen las andas de la Virgen. La demanda fue galopante, como es habitual, los propios cofrades tuvieron que organizar en turnos a los aspirantes de carga improvisados. La segunda parada, la más simbólica del camino, tuvo lugar justo hora y media después de la salida, a la altura de la ermita del Amparo. Los hermanos de la cofradía recuperaron ya las andas para orientar la imagen hacia los dos hospitales, el San Pedro y el Universitario, y guardar un momento de recuerdo para todos los enfermos que se encuentran hospitalizado.

Aprovechando la estación de la Virgen en la ermita, los cofrades aprovecharon para repartir botellines de agua entre los presentes, tanto los propios hermanos de la Montaña como los asistentes. El termómetro no ha llegado este año a marcar temperaturas tan calurosas como en las anteriores bajadas, pero lo cierto es que el intenso sol fue protagonista de prácticamente todo el recorrido. 

El reloj rozó las siete cuando la patrona se encaminó hacia San Marquino y más tarde, a Fuente Concejo, donde estaba previsto que fuera recibida por las autoridades y el Nuncio del Vaticano. Una de las particularidades de este recorrido, atravesado por la ronda Sureste, es que no transitó el paso por el puente vanguardista que figuró en todas las portadas y ofreció una instantánea histórica que combinaba tradición y futuro. En este caso, la patrona prefirió ceñirse al itinerario más holgado para encarar la mayor de sus bienvenidas.

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