San Fernando 2024

Del tiovivo a los coches ‘chocones’

Cáceres puede resumir la historia de sus ferias haciendo un recorrido por sus atracciones, desde las más rudimentarias que incluso implicaban a animales hasta las más sofisticadas que desafían a las leyes de la gravedad. Con los años resisten los clásicos que conviven con la vanguardia y por supuesto, con los efectos de la inflación

La feria de Cáceres, en 1999.

La feria de Cáceres, en 1999. / J. CALDERA

La feria de Cáceres encuentra uno de sus grandes ejes en sus atracciones. Lo que en un principio nació como una cita para los ganaderos en los que el principal atractivo eran los animales, fue evolucionando como los tiempos ordenan para adaptarse a las demandas de los asistentes, que son en esencia, los que permiten que San Fernando siga celebrándose año tras año. Así los feriantes han configurado durante décadas su calendario extremeño con Cáceres, Plasencia y Badajoz en fechas consecutivas y renuevan su flota de cacharritos para hacer las delicias de los más jóvenes y de los no tan jóvenes.  

Como bien es sabido por los cacereños, San Fernando ha contado con múltiples ubicaciones, desde sus inicios en los alrededores del Rodeo donde las crónicas fotográficas recogen que en alguna edición, más cercana al circo, llegó a haber hasta elefantes. Ya en los años 60, en el barrio de Los Fratres, los clásicos tiovivos se desplegaban por el paseo de Moctezuma para que los cacereños que podían permitírselo, pudieran buscar entretenimiento en uno de los meses más esperados del año. Lo cierto es que la feria era todo un acontecimiento social para la ciudad, por lo que los feriantes que atravesaban el país aprovechaban para contar con las atracciones más punteras. 

Con los años y el traslado de la celebración al recién estrenado recinto ferial, la cita se hizo más ambiciosa en lo que a distribución se refiere. Desde entonces, en los metros que ocupa el recinto se han mantenido fieles clásicos como el barco vikingo, los caballitos, El Canguro y los coches chocones, que no de choque ni chocantes, casi una seña de identidad para los cacereños. No faltan las montañas rusas , el látigo y se han ido modernizando como lo ha hecho uno de los puntales, la noria, la atracción que presenta a la feria desde la ciudad y desde el cielo y que además, ha logrado adaptarse a todos los públicos. En las últimas ediciones de San Fernando a Cáceres ha llegado a subir a más de 40 metros de altura con la particularidad de que pueden acceder personas con movilidad reducida. En los últimos años, además, se han incorporado como novedad los simuladores virtuales y atracciones como la vanguardista Extazy, que hace giro de 360 grados y alcanza una velocidad de 130 kilómetros por hora.

El recinto ha sobrevivido a una pandemia y a temporales, como el que el año pasado deslució el recinto. También ha visto cómo la inflación ha obligado a incrementar los precios. Para amortiguar esta subida, idearon los días del niño, con descuentos en todo el ferial.

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