¿Qué es pensar en el futuro y para qué sirve?

Desde la bola de cristal que todos nos imaginamos, puede mostrarse lo que sigue, sin embargo, tenemos un instrumento más cercano como es la misma inteligencia que nos habla del pasado y que, al ser pasado, no volverá de la misma forma y, sin embargo, a la vez se convierte necesariamente en presente.

Así nos es dibujado el tiempo en el pensamiento del filósofo Henri Bergson, cono invertido desde el que el presente es negado y tan solo reflujo del continuo pasado; el tiempo es percibido y asesinado por la razón en su continuo desmenuzarlo en años, días, horas, minutos y segundos.

Nada de ello obedece a la realidad en sí misma, tan solo el soplo de la irracionalidad parece percibir lo permanente y, por tanto, el tiempo mismo. Si es pasado el tiempo debemos escuchar lo dicho en el pasado, entender de lo que se hace presente en el almacén de los recuerdos que no es más que la cultura en su conjunto.

Así damos la razón a nuestro maestro el profesor Riccardo Campa cuando al preguntarle por el futuro nos remite siempre al pasado-presente, a la imagen viva de lo que fue y sigue siendo lo que llamamos realidad. Pero no olvidemos que en ese pasado que forja el presente están los sueños de la noche y los del día, está la esperanza, la cima en forma de Dios para el creyente.

¿Para qué hablar del futuro?, podemos preguntarnos. ¡Es necesario! Es necesaria su respuesta, pues en ella y desde ella forjaremos el presente sin la uniformidad del gris que en ocasiones percibimos desde cualquier entono.

Fácil es perder la esperanza en un mundo mejor si continuamente vemos injusticia en forma de férrea jerarquía cargada de razón. Desde el presente-futuro nos corresponde airear esta aparente verdad y lo hacemos al incorporar el concepto ‘Nueva Civilización’ que un día dejamos escrito: «decir que representa la constatación de la interrelación entre las distintas culturas del planeta generando cercanías evidentes que nos permiten hablan de un único marco civilizatorio para comprender la cultura real de la humanidad en el comienzo del tercer milenio».

Podemos hacer reinar una forma nueva de estar en el mundo posible si lo delimitamos desde la mente creadora, desde ella nos atrevemos a mostrar una nueva civilización que ya es posible en la medida en que ha sido imaginada.

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