Nadie sabe su origen, ni su nombre, ni tan siquiera a quién pertenece. La burra Marmionda , nombre con el que recientemente la han bautizado quienes la han rescatado y salvado quizás de un final seguramente más trágico y cruel, vive estos días un camino casi en solitario e incierto. El motivo es el abandono que su dueño --del que todavía aún no se conoce su identidad-- ha ejercido sobre el animal, dejándolo solo y totalmente desamparado.1

"Nos la encontramos abandonada en plena carretera entre Torrejoncillo y Portezuelo, nos avisaron los agentes de la Guardia Civil", comenta la alcaldesa de este último pueblo, María Lancho. "Cuando la burra fue traída hasta aquí presentaba muy mal aspecto, le observamos que en el cuerpo tenía muchísimas heridas y tuvimos que llamar a la veterinaria para que le curara todo lo que tenía", explica la alcaldesa. "No sabemos su nombre verdadero, ni conocemos al dueño, ni llevaba microchip, ni ningún elemento que la identificara", asegura.

Tras su localización, durante todos estos días, la burra Marmionda solo tiene un único aliado: el Ayuntamiento de Portezuelo, que envuelto de sensibilidad y concienciado con el animal, ha decidido, sin pensárselo dos veces, ponerse al frente de todos aquellos cuidados que requiera, así como que no le falte de comer, ni de beber. No obstante, la burra también ha conquistado a unos amigos muy especiales, los niños del pueblo, quienes decidieron bautizarla con un nombre que hace honores al emblemático castillo del pueblo, conocido también como castillo de Marmionda. Mientras tanto, el dueño, quizás rectifique o aclare su gesto.