A pesar de las inclemencias del tiempo y de las amenazas de lluvia durante toda la jornada, Huertas de Ánimas pudo acudir a la ermita del Cristo de la Vida una vez más, tras un año sin poder celebrar su tradicional romería.

No obstante y como no podía ser de otra manera, la visita estuvo regida por las normas sanitarias de prevención frente al virus. De hecho, la propuesta quedó reducida al acto religioso, que tuvo lugar en el exterior, al aire libre,  con mascarilla y distancia social.

Aun así, la ermita permaneció abierta tanto la mañana del sábado como la del domingo, con el fin de que ninguna persona se quedará sin admirar la imagen del Cristo de la Vida, en el XXXII aniversario de su fundación en la localidad.

José Blanco, párroco de Huertas de Ánimas, comenzó la eucaristía dando gracias por poder llevarla a cabo en el enclave habitual, después de llevar más de un año sufriendo la crudeza de la pandemia y la pérdida de tantas personas.

Asimismo, tal y como hizo el año pasado a través de un mensaje de vídeo en la televisión local, reiteró la petición de ser prudentes y responsables para que la crisis sanitaria pase cuanto antes y así poder celebrar la romería con la mayor normalidad.

Así, en esta ocasión, los aperitivos y los momentos de convivencia entre vecinos han quedado relegados a la intimidad, tal y como se anunciaba en los carteles en los días previos: «terminada la misa se cierra la ermita. El aperitivo lo haremos en nuestras casas».