Gaspar Manrique Morales decidió dejar su casa en Granollers (provincia de Barcelona) antes del covid y mudarse tras su jubilación a Benquerencia, una localidad cacereña de apenas 60 habitantes, porque buscaba salir de la ciudad, alejarse de la contaminación, intentar mitigar el estrés por las aglomeraciones y que la poca gente que hubiera en el pueblo fuera su familia.

Gaspar Manrique junto a la fuente de la plaza. ALBERTO MANZANO

"Necesitaba un lugar donde la vida fuera opuesta a lo que conocía hasta ahora y por eso me vine"

Gaspar Manrique - Vecino

Este mecánico de cintas transportadoras y mantenimiento de empresas reconoce que vino a este bello lugar gracias a su actual pareja (no tenía ninguna raíz en la región). La libertad que le otorga la España olvidada y vaciada le dio el empujón definitivo para dejar atrás el bullicio: «Necesitaba un lugar donde la vida fuera opuesta a lo que conocía hasta ahora», asegura Manrique, convencido de que la tranquilidad del campo puede ser también un gran escudo contra la pandemia.

Benquerencia forma parte del grupo 'Less than hundred' ALBERTO MANZANO

¿Qué es lo que más le gusta del municipio? «Todo. La verdad es que aquí estoy encantado. Benquerencia es un sitio muy tranquilo, cómodo y con una buena calidad de vida. Excelente para vivir y la gente es muy amable y acogedora», contesta con entusiasmo. «Aquí siempre tienes algo que hacer. Me encanta pasear, ir al huerto, con alimentos que van del terreno a casa de quien los cultiva sin pasar por más manos y que son más seguros que un hipermercado, donde hay aglomeraciones y donde los alimentos han pasado por una cadena más larga». Cuenta a este periódico que tiene dos hijas y tres nietos que viven en Cataluña. «Estoy deseando que vengan y lo puedan conocer, aunque con esto de la pandemia…».

La ermita del Cristo del Amparo. ALBERTO MANZANO

Otro caso es el de Juan Carlos Herrero. Residía y trabajaba en Madrid. Fue teleoperador, comercial y agente forestal, hizo las maletas y cambió la capital por su pueblo. «Supone un gran ahorro y la vida es mucho más eficiente fuera de la gran ciudad», explica este joven cuyos padres emigraron como tantos otros extremeños. «Me toca representar un poco a la generación de después, de los que han llegado posteriormente a los que se fueron en busca de empleo; y con ello repoblar algo que significa tanto», dice sentado en un banco de la preciosa plaza del municipio.

«Me toca representar un poco a la generación de después, de los que han llegado posteriormente a los que se fueron en busca de empleo; y con ello repoblar algo que significa tanto»

Juan Carlos Herrero - Vecino

Benquerencia forma parte del grupo ‘Less than hundred’ y es uno de los cinco pueblos españoles con menos de 100 habitantes que se han unido para formar parte de una red internacional que pretende ofrecer una nueva oferta turística basada en la calidad y en la innovación, así como espacios para desarrollar proyectos personales o profesionales en lugares especiales.

Frescos del interior del templo de Benquerencia. ALBERTO MANZANO

Para formar parte de este grupo selecto el pueblo debe tener restauración y alojamiento (hay casa rural y hogar del pensionista), apostar por la vida en los municipios, mantener su rico patrimonio cultural (cuenta con una de las siete maravillas de la comarca que son los frescos que decoran la ermita del Santísimo Cristo del Amparo) y cuidar sus paisajes, su flora y fauna. Todo esto lo tiene Benquerencia, un sitio para habitar. 

Casa rural del municipio. ALBERTO MANZANO