Dos años han tenido que aguardar las bestias para asaltar de nuevo las calles de Acehúche y poder lucir, por segunda vez, la vitola de Fiesta de Interés Turístico Nacional. Las Carantoñas, como Jarramplas, regresan tras un paréntesis por la pandemia que a los acehucheños se les ha hecho largo.

Por eso, esta mañana se lanzaron enfervorecidos a acompañar a las 50 bestias por las calles del pueblo.

Un pueblo que está en el mapa turístico nacional con un festejo ancestral que contribuye al conocimiento de la región y sus tradiciones.

Esas tradiciones regresan a Acehúche durante la festividad de San Sebastián: el Tamborilero recogió a los mozos con la Alborá, y han vuelto a engalanarse los domicilios, aunque sin degustación de buena mañana por la covid. Después, los hombres se atavían como Carantoñas, un traje confeccionado con pieles de animal de pelo largo, normalmente de cabra y oveja, así como con pieles de zorro o jineta en la cabeza para ilustrar una de las fiestas más peculiares de Europa.

Además, el festejo sigue creciendo en popularidad, por su arraigo y su curioso rito. 

Así, se acaba de inaugurar el Centro de Interpretación del Queso y las Carantoñas, que quiere ser un espacio de referencia de la historia y la cultura del municipio, y que ha contado con una inversión de la Junta de Extremadura de 107.457 euros para la realización de las obras de ejecución. 

El objetivo: dar a conocer al visitante dos de los iconos más reconocibles del territorio y que ponen la provincia en el mapa nacional del turismo rural.

Es destacable la producción de quesos en Acehúche, que cuenta con una dilatada tradición que día a día se reafirma; y ejemplo de ello es la celebración anual de la Feria del Queso de Cabra.

El 21, día de Sebastianino, las bestias volverán a desfilar por las calles y habrá otra oportunidad para disfrutar de Carantoñas en diversas partes del pueblo.