Ya solo por el impresionante Real Monasterio de Guadalupe, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII cuando era una ermita humilde, merece la pena visitar la Puebla. Un edificio único por ser una curiosa mezcla de estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Por lo que este ilustre municipio cacereño no tendría demasiado difícil conseguir lucir la etiqueta de Mejor Pueblo Turístico este 2022.

Aunque en liza están también Alquézar (Huesca), una villa declarada Conjunto Histórico- Artístico y encaramada a 660 metros de altitud sobre una de las sierras paralelas al Pirineo; y Rupit (Barcelona), un pueblo de origen medieval con casas de piedra que le confieren una aire de cuento.

Si Guadalupe cautivó ni más ni menos que a Isabel la Católica, ahora le toca hacerlo al jurado de la segunda edición del programa Best Tourism Villages (Mejor Pueblo Turístico). 

Aquí, Colón se encomendó a la virgen (patrona de Extremadura y reina de la Hispanidad), y bautizó a dos indígenas del Nuevo Mundo en su histórica fuente de piedra.

Máximo 15.000 habitantes

Se trata de una iniciativa de la Organización Mundial del Turismo (OMT), que reconoce a aquellas localidades (de un máximo de 15.000 habitantes) que constituyen un ejemplo notable de turismo rural y compromiso con la sostenibilidad.

El secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, aseguró ayer que el turismo rural es un modelo sostenible que logra generar actividad durante todo el año, al tiempo que preserva su entorno e identidad.

“Alquézar, Rupit y Guadalupe tienen un compromiso claro con la sostenibilidad y merecen estar en el mapa internacional del turismo, que está llamado a ser motor de desarrollo y generador de bienestar para sus comunidades”, en palabras de Valdés.

Los pueblos aspirantes han sido seleccionados por un Comité de Evaluación integrado por la Secretaría de Estado de Turismo, Turespaña, Segittur, la Federación Española de Municipios y Provincias y la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España, a partir de las propuestas que las Comunidades Autónomas hicieron llegar a la Secretaría de Estado de Turismo.

Ahora, las candidaturas presentadas serán examinadas por la Secretaría de la OMT, que exige que los aspirantes sean pueblos con baja densidad demográfica y una población máxima de 15.000 habitantes, situados en un paisaje con presencia importante de actividades tradicionales como la agricultura, la silvicultura, la ganadería o la pesca y que compartan los valores y estilo de vida de la comunidad.

Los pueblos a los que se conceda el sello de la OMT recibirán como reconocimiento un diploma o placa con una validez de tres años, con posibilidad de renovación.

Obtendrán así visibilidad y reconocimiento internacional como ejemplos de destinos rurales que preservan y promueven sus paisajes, su diversidad biológica y cultural, así como sus valores y actividades locales, y que tienen un compromiso claro con la sostenibilidad en todas sus vertientes (medioambiental, económica y social).

Visibilidad internacional

Aquellos pueblos que no cumplan en su totalidad los criterios para obtener el sello, pero destaquen también como ejemplos, pueden entrar a formar parte de la red integrándose en el programa Upgrade. Como miembros del programa, estos pueblos recibirán asistencia de la OMT y entidades asociadas para seguir mejorando.

Formar parte de la red permite participar de un espacio para el intercambio de experiencias y buenas prácticas, al tiempo que da acceso a recomendaciones políticas y conocimiento.

Cabe destacar que la primera edición de Best Tourism Villages, lanzada el año pasado, Morella (Castellón) y Lekunberri (Navarra) fueron distinguidos con el sello, mientras que Cantavieja (Teruel) entró en el programa Upgrade.

“Después de un arduo trabajo en equipo finalmente Guadalupe logra ser seleccionada”, manifestó ayer el alcalde de Guadalupe, Felipe Sánchez Barba