abrió sus puertas en 1982 en la céntrica avenida Doctor Perianes de zarza la mayor

40 años como rey de los calamares

El Bar Simón es una referencia por sus pinchos y su afición al Athletic de Bilbao

Simón del Corral posa detrás de la barra de su establecimiento.

Simón del Corral posa detrás de la barra de su establecimiento. / El Periódico

Solo quien regenta un bar conoce lo difícil que es que el negocio cumpla 40 años con buena salud. El Bar Simón de Zarza la Mayor tiene ese privilegio, y, además, nunca ha cambiado de manos. El secreto es buena comida, buena ubicación y, sobre todo, la hospitalidad legendaria que han practicado Magdalena Rodríguez y Leocadio del Corral, sus fundadores, y la siguiente generación que le siguieron en el oficio.

El Simón abrió sus puertas en 1982 en la céntrica avenida Doctor Perianes. Explica Simón del Corral, actual propietario, que el nombre del establecimiento venía por un tío suyo. «Mis padres emigraron del pueblo a Bilbao en busca de una vida mejor. Estuve 18 años allí y es una ciudad fantástica. Además soy del Athletic (emoción desbordada). Tengo el corazón dividido entre Euskadi y Extremadura», manifiesta con gran nostalgia.

Rey de los calamares y las patatas con alioli o salsa brava. Uno de los bares más conocidos del pueblo por sus aperitivos (tortilla, empanadillas, prueba de cerdo, callos, orejas, albóndigas, aceitunas aliñadas, salpicón de marisco, paninis...) tan singulares que encantan a los parroquianos. «Un bar sencillo, como los de siempre, como los que me gustan, con personalidad y, ante todo, buen trato con el cliente. Aquí la gente me pide hasta destornilladores para arreglar cualquier cosa. Parezco una ferretería en vez de un bar», cuenta Simón con una carcajada a El Periódico.

Simón y Miguelín junto a una bandera del Athletic.

Simón y Miguelín junto a una bandera del Athletic. / EL PERIÓDICO

Él sabe lo importante que es para los habitantes de Zarza la Mayor su establecimiento: «un bar en un pueblo, más que un lugar social, es el centro para ir al psicólogo. Cada uno viene con su historia, vienen a evadirse, a descansar, a pasar el tiempo con los vecinos… Un bar de pueblo abarca muchos significados. También disponemos de futbolín y de billar para que los muchachos jóvenes se entretengan. Además ya no es como antes. Vas ganando para ir viviendo», dice. En este local se sienten los colores rojiblancos. Un lugar donde el amor por el Athletic tampoco pasa inadvertido